“Los twitcheros hacen paro para reclamarle a la plataforma que haga algo con los bots del odio”, decía Ariel Tiferes en su newsletter Deili Tek del jueves. Hablamos de Twitch con “amongusea” (N09P05), de Alexandria Ocasio-Cortez; después con “desplataformización” (N19P04), cuando mutearon a Donald Trump, y finalmente con “streamer” N35P06, la entrada triunfal de Ibai Llanos. Twitcheros es un poco más específico que streamers, ya que también se puede streamear por otras plataformas, como Discord (N22P04) o YouTube.
El miércoles 1, este nuevo colectivo hizo algo bastante tradicional: un paro. Circuló el hashtag #ADayoffTwitch (“Un día fuera de Twitch”), seguido de “en solidaridad con les creadores marginalizades bajo ataque por bots y raids de odio”.
¿Qué son los raids? “Forman parte de la cultura de la plataforma de streaming: después de que un creador termine su transmisión, puede ‘asaltar’ otra transmisión enviando a sus espectadores a ver el canal de otra persona”, se explica en TechCrunch. “Se supone que esta función ayuda a los streamers más experimentados a apoyar a los recién llegados, pero en su lugar se ha convertido en una herramienta de acoso.”
¿Y a quién le hace huelga une creadore de contenido independiente? Elemental: a la plataforma sobre la cual se monta. En este caso, Twitch, propiedad de Amazon desde 2014. La protesta impulsaba una serie de demandas: una reunión con les afectades por los raids de odio, que se permita a les streamers aprobar o rechazar a quienes se unen a la transmisión, que se habiliten herramientas para que sólo las cuentas de cierta edad puedan chatear, que se comprometa un cronograma de implementación de herramientas integrales contra el acoso.
En Twitter, les organizadores de la huelga llamaban a “contar por qué te estás tomando el día libre de Twitch”, para hacer entender “por qué Twitch es importante para vos y para todes”. Exactamente lo mismo que solía hacerse en los “paros activos” en la universidad.