El miércoles, Estados Unidos, Australia y el Reino Unido anunciaron un nuevo pacto de defensa: Aukus. Suena a latín pero es un acrónimo nomás: Australia, UK, US. Según Deutsche Welle, incluye “el apoyo al desarrollo de submarinos nucleares por parte de los australianos, con el objetivo de plantar cara a China en el Indopacífico”, para “reforzar la cooperación en tecnologías avanzadas de defensa, como inteligencia artificial, sistemas submarinos y vigilancia de larga distancia”.
“El anuncio se produce tras las polémicas acciones del gobierno chino en los mares de Asia Pacífico -donde ha construido desde instalaciones turísticas o de uso militar en terreno en disputa con otras naciones, que reclama como propio”, dice la BBC.
Destaca Tomás Aguerre que según Biden los submarinos no tendrán armas nucleares, sino armas “potenciadas por reactores nucleares”. Ok.
China y Australia, socios económicos, llevan años peleando. Entre otras cosas, Australia prohibió el uso de tecnología Huawei en el país. Se complicó cuando el primer ministro australiano, Scott Morrison, pidió una investigación internacional sobre el origen del COVID-19. La BBC habla de “guerra política”.
Para Gran Bretaña, este pacto “podría ser el camino a una ambiciosa Bretaña Global’, dice Emily Tamkin en The New Statesman.
Un vocero chino dijo que este pacto “amenaza con dañar gravemente la paz regional y. e intensificar la carrera armamentística”, lo llamó “una mentalidad obsoleta de la Guerra Fría” y advirtió que “están dañando sus propios intereses”. A Europa tampoco le gustó: Aukus anula un contrato por el que Francia vendía submarinos a Australia por 31.000 millones de euros. El ministro de Relaciones Exteriores de Francia, Jean-Yves Le Drian, habló de “un tiro por la espalda”; Le Monde tituló “Crisis diplomática entre París y Washington”. Francia llamó a consulta a sus embajadores en Estados Unidos y Australia.
“El futuro del mundo depende de que el Indopacífico sea libre y abierto”, dijo Joe Biden.