“La frase ‘APACHETA’ es de procedencia Inca. La apacheta para los indios del Perú antiguo tiene un significado muy especial. Indican el término de un espacio y el inicio de otro. Son montículos de piedras, levantados en honor a la Pachamama o al Apu que te protege. Su forma es cónica, van desde monumentos de pocos centímetros de altura, hasta enormes volúmenes rocosos cuya base puede llegar a tener un diámetro aproximado de 10 metros y una altura de tres. Se encuentran a los costados de las sendas y caminos de la cordillera, generalmente en las abras, partes altas de una cuesta y escasamente en lugares llanos. La frase ‘APACHETA’ (quechua), es la castellanización de ‘APACHEQ’ que significa ‘Te ayudo a llevar la carga’ o ‘Aligerar la carga’. La ‘APACHETA’ se materializa por la acumulación de piedras que los caminantes portan desde sus lugares de origen para entregarlas como ofrendas a los APUS (Espíritu o fuerza que acompaña a la persona). Estas ‘ayudas’ se colocan en las zonas más difíciles o lugares más altos de nuestra cordillera. Muchas personas la construyen y hacen el pedido a su divinidad que les ayude en terminar lo emprendido, otros apoyan a construir una ‘Apacheta’ y es también decirle, sé que estás en momentos difíciles y aunque no comparto tu meta, no quiero que desfallezcas y por ello te ayudo a construir tu ‘Apacheta’, que todo te salga bien”, dice Rodolfo Tafur en Conociendo Perú.
Llegué gracias a Luji Picabea, que habló de “apacheta de cosillas” que nombren a una persona (no a cualquiera: a la que siempre ayuda a llevar la carga).
Portar piedras para ayudar a aligerar. Suena contraintuitivo, pero bien. Al final de eso se tratan las ofrendas: de dar algo.
Subir a la montaña y llegar arriba para agradecer.
Pasar por los lugares más difíciles y dejar un recordatorio: pasé.
Ayudar a llevar la carga, porque hasta las deidades necesitan ayuda a veces.
Es piedra y es inca, pero me hace pensar en apapachar.
Las apachetas se ponen en las encrucijadas, dijo Luji.