“El ‘algoactivismo’ refiere a las acciones llevadas adelante por los trabajadores para lograr que el funcionamiento de los algoritmos sean más beneficiosos para sus trabajos. El ejemplo de los conductores que trabajan para Doordash (una especie de Rappi) es muy bueno: comprobaron que cada vez que rechazaban un viaje la aplicación se lo ofrecía a otro conductor por más dinero. A partir de eso armaron un grupo de Facebook en el que se alentaba a todos los conductores a no aceptar ningún viaje que pague menos de 7 dólares (la base de la que partía Doordash era 3 dólares)”, cuenta Alan Porcel en su newsletter Máquina Extraordinaria. Remite al ensayo de Li Jin “Un movimiento trabajador para la economía de plataformas”. “El objetivo de las empresas basadas en aplicaciones y a on demand es trasladar los beneficios del conductor a la empresa”, explica Dave Levy, uno de los fundadores del grupo Decline Now. “Nuestro objetivo es el contrario”.
Li Jin lee este caso junto a la huelga de twitcheros (N52P07), y concluye que “está surgiendo una nueva forma de activismo laboral colectivo adaptada a la gig economy y a la creators economy: lo que llamamos acción colectiva descentralizada”.
Entre las formas de esta acción menciona el algoactivismo, un término que toma de Katherine Kellog (MIT), Melissa Valentine y Angèle Christin (Stanford). Ellas lo definen como “tácticas de resistencia individual y colectiva al control algorítmico”. Las clasifican en cuatro líneas: resistencia individual a través de la acción práctica, organización de plataformas, enmarcado (framing) discursivo sobre la equidad algorítmica, la responsabilidad y la transparencia, y movilización legal en torno a la privacidad de los empleados, la vigilancia de los directivos, la discriminación y la propiedad de los datos”.
Además de #DeclineNow, Li Jin menciona “intentos similares de subvertir el control algorítmico que se han observado en plataformas como TikTok, Uber, Airbnb, Fiverr y TaskRabbit”.