En los bosques de la frontera entre Bielorrusia y Polonia hay cerca de dos mil refugiades acampando con temperaturas bajo cero. Llegan de Siria, Irak, Afganistán, Yemen, Libia, Congo, Etiopía, camino a Europa occidental; la ruta bielorrusa es menos peligrosa que cruzar el Mediterráneo en balsa.
“Ante la gran afluencia, Lituania y Polonia han decidido aumentar las vallas de espino para impedir la llegada de simpapeles”, dice La Vanguardia.
En 2012, Antonio Vergés Martínez en 2012 escribió al diario: “La palabra simpapeles no existe en castellano. ¿Cómo aparece esta m?” Le contestó Magí Camps Martín, Redactor jefe: “Cuando la realidad de los inmigrantes en situación irregular empezó a ser informativamente relevante, los medios de comunicación empleaban el sintagma preposicional ‘sin papeles’ como sustantivo: “Sin sanidad para los ‘sin papeles’”. Era un uso extendido en francés, que se adoptó aquí con éxito. Como eran dos palabras, se escribían en cursiva para darles entidad y hacerlas comprensibles al lector. Hoy, como el sintagma preposicional ya es de uso general, ha llegado el momento de lexicalizarlo, es decir, convertirlo en una sola palabra y dejar atrás la cursiva. La nueva palabra debe seguir las reglas de la ortografía, como aquella que reza que delante de p y b hay que escribir m. Así pasó con ‘biempensante’ o ‘sambenito’ y, ahora, con ‘simpapeles’”.
La Fundación de Español Urgente la recoge desde 2011 como “grafía admisible” para “hacer referencia a un ‘emigrante carente de permiso para residir y trabajar legalmente en un país’”.
¿Quién decide cuándo llega el momento de lexicalizar “por uso general”? ¿Qué implica? Otros sintagmas preposicionales de falta: “sin techo”, “sin tierra”, “sinvergüenza”.
En la obra Paraguay, dos chicas confrontan la Nueva York de sus fantasías con las redes de tráfico humano.
“Vi esta ruta en Facebook, aseguraban que era fácil llegar a la Unión Europea”, dijo el sirio Yussef Attalah, con un ojo en compota por golpes de los guardias.