Qué alegría la alegría que no se ve venir y de pronto, acontece.
A mí me anclan en el ser los jacarandás, fragantes en guaraní (aunque los siento más color que olor).
“Dardo Rocha plantó jacarandás y tilos en toda la ciudad para que estuvieran florecidos dando linda vista y lindo perfume a la ciudad para cada aniversario que es el 19 de noviembre. Sabían?”, tuiteó el miércoles Maru Friselina, nacida y criada en La Plata. En las respuestas la desmienten con elegancia: es un “lindo mito urbano”. Se non è vero, è ben trovato. Seguía Maru: “Hay una ordenanza municipal que establece que las flores de los jacarandás que caen al piso se barren cada 3 días dando tiempo a que quede pintoresco pero no tanto como para que se pudran y la gente se patine. Sabían?”
Ayer fue 19 de noviembre. Feliz cumpleaños, La Plata, la ciudad donde Andrés Calamaro se sintió tan a gusto que dijo que se fumaría un porrito, y le abrieron una causa judicial por esas palabras (¡palabras! no-cosas) que duró once años.
Yo también me sentía muy a gusto esa noche en la Plaza Moreno, hace, como decía Andrés, años más años menos, unos mil. Siempre estuve a gusto en La Plata, siempre en noviembre o casi, meta jacarandá, tilo y fragancia.
Y resulta que ahora tengo otra invitación, otra excusa para irme (¡por fin!) de viaje. Media distancia. Invita Sara Guitelman, diseñadora, docente e ilustre lectora y dealer de esta cartita semanal. Sara está a cargo del taller 1C de diseño – cátedra Filpe, en la Facultad de Artes de la Universidad Nacional de La Plata, y este cuatrimestre estuvo trabajando con sus estudiantes sobre diezpalabras. Este jueves 25, en el patio de la sede Fonseca, hacen un picnic que es a la vez de reencuentro y despedida (como casi todo). Estoy –estamos, todes- invitades; la tentación de engentarse(me)(nos) es tan grande que ni pienso en resistir. Ahí se ven 🙂