Cuando Tenembaum le preguntó al tal Víctor si había corrido a los mapuches “a los rebencazos”, le respondió: “Sí, sí, con lo que venga nomás, porque hay que darle una buena paliza a esa gente, no merecen hacer reclamos rompiendo todo; si querés reclamar reclamalo, pero reclamalo bien, sin romper nada”. Y después: “Esta gente anda acuchillada [portando cuchillos], todos andan acuchillados, y nadie les hace nada porque siempre quieren tener la razón, ¿y quién nos escucha a nosotros? Los chicos no pueden salir a la calle, ¿quiénes creen que son ellos?”.
Estaba segura de que la definición de rebenque hablaría de pegarle a animales, pero no: “Látigo de cuero o cáñamo embreado, con el cual se castigaba a los galeotes” (RAE). Galeote: “Hombre que remaba forzado en las galeras”. Esclavo.
La última vez que se habló de rebencazos por acá fue en 2019, cuando un grupo de activismo vegano irrumpió en la apertura de La Rural y los gauchos de exhibición los corrieron rebenque en mano. Después, una marca sacó un juguete llamado “Rebenque sin causa”. Graciosísimo.