Encontré la noticia del arrastrero y la alfombra de peces muertos siguiendo un tuit de Unai Pascual, retuiteado por Juane Sala. Pascual cita la noticia publicada por The Guardian, que titula “Shock in France after giant trawler sheds 100,000 dead fish off coast” (“Shock en Francia después de que un gigantesco arrastrero arrojara cien mil peces muertos frente a la costa”). Y comenta: “Shocking? Turbocapitalism as its best” (“Turbocapitalismo en su mejor expresión”).
La palabra se explica sola. Aparentemente se la debemos a Edward Luttwak, quien en 1996 publicó Turbocapitalismo. Quiénes ganan y quiénes pierden en la globalización. Veinte años después salió otro libro con título similar: Turbocapitalismo, los maestros de la quiebra, escrito por Raphael Nagel, aparentemente un “arrepentido” tras trabajar muchos años como “especialista en reestructuración y refinanciación de deuda” en Deutsche Bank. Se refiere a “un capitalismo agresivo en el que la avaricia de los grandes capitales por ganar mucho dinero con muy poco esfuerzo ha perjudicado a gran parte de la sociedad”.
Aburrido, ¿no? Qué poco sexy seguir hablando del capitalismo, ya sé.
(Del título del Guardian me impresiona que se enfoque en el shock que sentimos las personas cuando vemos la muerte desde la playa: el famoso not in my backyard. Cuánto será lo que no vemos).