Un regalo de Natalia Ginzburg. Viene de un posteo en Facebook, un recuerdo de Chile. “Nos había citado para coordinar el tijeral de la tarde, en el terreno de al lado (…). Los tijerales celebran el avance de una obra, en el momento que se terminan de colocar los techos. Todavía falta construir bastante, pero tener un techo es ya el símbolo de una casa, un lugar en el que podemos cobijarnos. A los tijerales van el arquitecto, los propietarios, amigos, vecinos, pero los verdaderos agasajados son los albañiles y el Maestro”.
Me suena a tijera, corte de cinta, inauguración: obra terminada. Pero parece que no, que se trata de una estructura de techo con vigas. Define la Wiki: “son las vigas que nacen de las soleras de los muros y que se unen en la quilla o viga maestra de una construcción civil”. El nombre viene nomás de tijera: “es el cuchillo que sostiene la cubierta de un edificio y este a su vez del término tixera que se usaba en carpintería en el siglo XVIII, para definir a dos maderos atravesados en forma de aspa”.
El festejo viene de Europa; en inglés es topping out. “Se colocaba un árbol en la techumbre para aplacar los malos espíritus y como reconocimiento a los espíritus del bosque por haber aportado la madera.”
“Tenemos pruebas sólidas de que alrededor del 700 d. C., los escandinavos fueron los primeros en usar árboles para simbolizar el topping out”, decía al New York Times William M. Lawbaugh, editor de la revista del sindicato de herreros Ironworker Magazine, en 1984. “La mitología en Escandinavia sugiere que el hombre podría haberse originado a partir de un árbol, y el alma del hombre regresa al árbol después de la muerte.”
La nota dice que la ceremonia tiene además un valor promocional: convoca a la prensa. Tiene lógica, porque salió en la sección de Bienes raíces del diario.
Pero qué hermoso, celebrar el avance de una obra. Porque si hay algo difícil es terminar lo empezado. Imaginate si existiera una fiesta para celebrar que llegaste a la mitad de tu carrera, qué gol.