“Shocked por el revival de la palabra ‘oligarca’”, tuiteaba ayer Pablo Valle. Otra palabra vieja/nueva, un poco fuera de foco, como con glitch (N58P01). El sábado 26, Ursula von der Leyden, presidenta de la Comisión Europea, citó entre las sanciones a Rusia “prohibit Russian oligarchs from using their financial assets on our markets”. Los medios en español tradujeron automáticamente oligarchs por “oligarcas”, y la palabra tuvo su rentrée triunfal: aquí ejemplos en Infobae, en La Nación (¡con la misma foto!), en Clarín.
En Argentina suena un poco fuerte, la verdad. “Es interesante también la aparición del concepto clasista ‘oligarca ruso’. Cuando se les acaben los rusos pueden seguir con los oligarcas de otros países”, tuiteaba @Vilcapugio el martes. Una cuestión de tono, de de quién viene. “La Nación, que quisiera desterrar la palabra ‘oligarca’ del diccionario argentino porque los identifica a ellos, nos cuenta de los oligarcas rusos”, decía ayer Diego Flo. “Putin es capaz de hacer que Infobae use la palabra ‘oligarca’ y que justifique la incautación de propiedad privada de ricos por parte de estados nacionales”, señaló Zoom Poliltcom. Mostraba este título: “Francia incautó un yate del oligarca ruso Igor Setchine tras las sanciones por la invasión de Putin a Ucrania”.
Lo que chirria, me parece, es el uso pretendidamente neutral del término, como de lengua técnica, académica casi, cuando en Argentina es prácticamente un insulto coloquial, en el límite con otros como “gorila”. La famosa bobina de tiempo. “Lo más curioso es que, si bien se usa hace mucho (desde la caída de la URSS, prácticamente), ahora lo usan los que jamás lo aplicarían acá”, me decía Pablo Valle. “Lo que siempre me pareció de la palabra es cómo influye el formante ‘garca’ (en porteñoland). Incluso diría que eso es lo que más sirve ahora, no tanto el verdadero significado”. Entonces la sociolingüística mete la cola y convierte un término derivado del griego (de “oligarquía”) en un insulto de barrio.
Dice la RAE:
“Cada uno de los individuos que componen una oligarquía.”
Dice Oscar Conde en el Diccionario Etimológico del Lunfardo:
“1. Persona de clase alta / 2. Persona acaudalada, contraria al justicialismo, que comandaba Juan Domingo Perón.” Y también dice, para “garca”: “Forma apocopada y más difundida de ‘garcador’”, y para “garcador”: “Vesre de ‘cagador’”.
Dos sentidos se saludan.