“Triple filiación: una jueza ordenó la inscripción de un niño como hijo de su madre y de 2 padres: el biológico y el hombre que convivía con la madre cuando nació. El conviviente lo anotó como hijo de él. Al año la mamá del niño murió y el hombre se enteró que el padre era otro”, tuiteó el fiscal Maximiliano Hairabedian el miércoles. “El padre biológico demandó el reconocimiento filiatorio. (…) El padre de crianza pidió compartir la paternidad (…). Cuando el padre de sangre escuchó esto en la audiencia, dijo que quería lo mejor para el niño y reconoció que al único que conocía como papá, es al que lo venía criando. Agregó (…)’está bien, si es lo mejor para él; demasiada tristeza se produjo con la muerte de la mamá y por eso quiero el bien de mi hijo y no quiero que se vuelva un trofeo, porque no lo es’. Los 2 hombres acordaron: cuidado compartido, alimentos; residencia principal en el domicilio del ‘progenitor socioafectivo’; régimen de visita amplio; Que el niño mantenga el nombre y apellido de nacimiento y se le adicione el apellido del progenitor biológico.”
En la sentencia se lee: “El señor S. D. reconviene por reconocimiento de la pluriparentalidad. (…) Afirma que, de producirse el desplazamiento en su rol como progenitor, impactaría de forma perjudicial en la personalidad del niño, por las secuelas de perder, primero a su madre y luego a su padre. (…) solicita se le otorgue el reconocimiento de la pluriparentalidad, protegiendo el vínculo afectivo que tiene con P. y el resto del grupo familiar. Plantea la inconstitucionalidad del artículo 558 del Código Civil y Comercial. Pide se le reconozca su derecho a la realidad familiar pluriparental, en la preeminencia del lazo socioafectivo.”
(El artículo 558 dice: “Ninguna persona puede tener más de dos vínculos filiales, cualquiera sea la naturaleza de la filiación”.)
La jueza Ana María Carriquiry, del Juzgado de Familia de Orán, Salta, hizo lugar al pedido. Dijo en los fundamentos: “El quiebre del binarismo filial obliga a repensar los vínculos filiales desde la autonomía de la voluntad y la socioafectividad, más que en el orden público”. También le escribió una carta al niño: “En definitiva, lo único que interesa es multiplicar amor.”