Esta me la acercó Lucía Negro. Me remitió a esta nota de Hernán Santiváñez Vieyra en La Nación (también con la palabra “hambruna” en el título). Dice: “Es una paradoja que este año se cumpla el 90º aniversario del Holodomor (la Gran Hambruna) de Ucrania. El actual gobierno ruso, al igual que en 1932, cree que Ucrania supone una amenaza para sus intereses. Stalin implementó una hambruna planificada para doblegar la rebeldía de la población rural del ‘granero de Europa’ y apropiarse de sus trigales. El dictador impulsaba la colectivización forzada de sus tierras. Las sistemáticas confiscaciones diarias de alimentos ocasionaron que entre 1932 y 1933 fallecieran de hambre 7 millones de ucranianos, mientras centenares de millares eran deportados a Siberia. La hambruna fue un arma de destrucción masiva y de esclavización social. Las investigaciones de una nueva corriente de historiadores –Robert Conquest, Anne Applebaum y Timothy Snyder– ayudan a desvelar largos ocultamientos”.
Según El Orden Mundial, Holodomor es literalmente ‘matar de hambre’ en ucraniano. “El Holodomor finalizó en 1934 cuando Stalin se percató de la falta de mano de obra campesina: unas cuatro millones de personas habían fallecido solo en Ucrania. Para compensar las secuelas demográficas, Stalin decidió repoblar las zonas más afectadas con ciudadanos rusos en la región del Donbás (N74P03).”
Hay diferencias en las cifras de víctimas. La Wiki, cauta, da un rango de entre 1,5 y 12 millones de personas.
La Unión Europea llama al Holodomor “hambruna artificial”. En Ucrania, una ley aprobada en 2006 lo califica como “genocidio”; fue utilizado como mito fundacional de la Ucrania post soviética.
Me acuerdo de algo que leí en el libro A pesar de todo: recuerdos sobre la Segunda Guerra Mundial, de Ana Tempelsman de Lichtman. Fue en Zolkiew, cerca de Lviv, -entonces Polonia, hoy Ucrania- unos años después del Holodomor. Ella, adolescente, había quedado sola con su madre. Para comer contaban con una bolsa de trigo, nada más. Y entonces llegaron soldados rusos y se llevaron la bolsa.
Holodomor suena a Mordor, a el horror el horror.