Un mail de Gerry Garbulsky me mandó a un video donde Ximena Sáenz cita un concepto que le trajo Gerry: “los moai, los amigos de toda la vida desde chiquitos hasta que somos muy grandes, así le llaman en Japón, que mejoran la calidad de vida y viven más tiempo”.
Tiene sentido.
En Bluezones.com, dedicado a las “zonas azules”donde viven las personas más longevas del mundo, dice: “Moai -Esta tradición es la razón por la que los okinawenses viven más y mejor”. Citan dos acepciones:
1. Un grupo de amigos de toda la vida
2. Un grupo que se forma para proporcionar un apoyo variado desde el punto de vista social, financiero, sanitario o espiritual
“Los moai (…) comienzan en la infancia y se extienden hasta los cien años. (…) Originalmente, se formaban para reunir los recursos de todo un pueblo para proyectos u obras públicas. (…) La idea se ha ampliado hasta convertirse en una red de apoyo social, una tradición cultural para la compañía por diseño (built-in companionship). (…) Tradicionalmente, se armaban grupos de unos cinco bebés y era entonces cuando se comprometían de por vida.“
(Digresión: en la otra punta del Pacífico, más de 13 mil kilómetros al este de Japón, moai son los cabezones de la Isla de Pascua. Es que a les amigues hay que hacerles un monumento).
“Klazuko Manna destaca: ‘Cada una sabe que sus amigas cuentan con ella tanto como ella con sus amigas. Si te enfermás o enviudás o te quedás sin dinero, sabemos que alguien te va a ayudar. Es mucho más fácil ir por la vida sabiendo que tenés una red de contención’.”
Pienso otra vez en Severance: les intus no tienen pasado, arman su red como pueden.
Agradezco a quien corresponda por mi moai, con el que venimos atravesando lo que traigan las décadas: de la hiperinflación al COVID, de los conflictos con madres y docentes a las cuestiones con hijes y alumnes, del acné a los achaques. Ellas saben quiénes son y cómo mejoran mi vida. Gracias, queridas.