“No tengo mucho para decir que no se haya dicho sobre la sustancia de la desdespenalización del aborto en EEUU. Pero revela mucho del estado de la Unión. El gobernador republicano de Massachussets decidió que no le va a entregar a otros estados prófugos por temas de aborto”, tuiteó Martín Schapiro.
No sé si técnicamente sea correcto llamar “desdespenalización” a la revocación del dictamen de Roe v. Wade por la Corte Suprema de Estados Unidos, pero es elocuente. Desde el viernes, en 13 estados el aborto está prohibido, y otros 13 podrían sumarse pronto.
Busco en Twitter. “Desdespenalización no hay, ansorri dinosaurio”, en febrero. “Ya tembló, pero desdespenalización del aborto no hay 🙂”, en septiembre. Ahora parece que sí hay.
Acá en el New York Times Maureen Dowd cuenta cómo se llegó a eso que la mitad de Estados Unidos creía imposible. Habla de Clarence Thomas, el juez de la Corte Suprema que aprovechó para sugerir que la justicia debería “reconsiderar todos los precedentes sustantivos de debido proceso, incluyendo Griswold, Lawrence, and Obergefell”. Se refiere a jurisprudencia que garantiza el control de la natalidad y el matrimonio entre parejas del mismo sexo.
Mientras grandes empresas (JP Morgan, Tesla, Apple, Amazon, Meta, Microsoft; Netflix, Disney) anuncian que pagarán “viajes de aborto” a sus empleades, activistas en seguridad informática piden desinstalar todas las apps que registran los ciclos menstruales para que nadie puede ser demandade penalmente por abortar, y ofrecen infografías y guías para proteger la privacidad de quien quiera hacerlo (también para empresas). Desde Francia, Libération pone en tapa una nueva bandera de Estados Unidos: con sangre en lugar de barras y perchas en lugar de estrellas.