Pero la fiesta recién estaba arrancando.
@Vilcapugio trajo el ejemplo de “nimio”: “Insignificante, sin importancia” y también “Excesivo, exagerado”.
Le respondió Matías Graña: “Inventé la palabra ‘autoantónimo’. La busqué. Ya existía”. Adjuntaba link de una nota del extinto Verne – El País: “19 autoantónimos: palabras que significan una cosa y la contraria”.
El artículo dice lo que tuiteaba Carina Meynet: “El fenómeno se llama enantiosemia, o autoantonimia. Otros casos son el verbo “alquilar” (que puede aplicar tanto al propietario como al inquilino) y el sustantivo “huésped” (que puede ser tanto el que hospeda como el que es hospedado)”.
Es “un tipo de polisemia en el que una palabra tiene dos sentidos opuestos”, dice Fundeú. Verne da ejemplos como “friolera”, “sancionar” (“‘Autorizar o aprobar cualquier acto, uso o costumbre’, y también, ‘aplicar una sanción o castigo a alguien o algo’”), y… “literal”. “Un ejemplo de reciente incorporación al inglés es el de ‘literally” (literalmente). Desde 2013, el Diccionario Oxford recoge recoge el significado tanto de literal como el de una forma de enfatizar algo aunque no sea literalmente cierta. Ejemplo: decir que has recibido ‘literalmente, miles de cartas’, cuando solo son decenas. A pesar de las quejas, literally ahora también significa ‘en sentido figurado’. Literalmente”.
“A las palabras con enantiosemia también se las llama autoantónimos (en alemán este fenómeno es llamado Gegensinn, y en inglés contronymy)”, aporta Fundéu. Sentido contrario. Un gol en contra de la lengua (en contra de los “lenguajes controlados”, a favor de sí misma; un gol en contra a favor).