En el mismo artículo, Navarro y López Gabrielidis citan una definición de Jerry Kaplan: “la esencia de la IA (y de la inteligencia en general) es la capacidad de hacer generalizaciones apropiadas de manera oportuna a partir de datos limitados.”
Continúan les autores: “La cognición suele estar asociada al pensamiento humano y a la conciencia. Pero ciertas ramas científicas, como la biología cognitiva, atribuyen comportamientos inteligentes a otros seres vivos no humanos. (…) ¿Podemos entonces llamar inteligentes a los objetos técnicos? Siguiendo el planteamiento de Katherine Hayles en su libro Unthought, en relación a los objetos técnicos conviene hablar en términos de cognición más que de inteligencia. Si la inteligencia suele ser pensada como un atributo, la cognición hace más referencia a la idea de proceso, a un despliegue dinámico dentro de un entorno en el que la actividad misma marca la diferencia. Por ejemplo, un algoritmo informático escrito como instrucciones en un papel no es en sí mismo cognitivo, pues sólo se convierte en un proceso cuando se instala en una plataforma capaz de comprender el conjunto de instrucciones y llevarlas a cabo”. Y citan a Steven Shaviro, autor de Discognition: “Shaviro propone justamente el término de ‘discognición’ para designar ‘algo que perturba la cognición, excede sus límites, pero también es su condición de posibilidad’; lo cual se acerca a la noción de N. Katherine Hayles de lo ‘impensado’ — procesos cognitivos no conscientes e inaccesibles a la introspección pero que sin embargo son esenciales para el funcionamiento de la conciencia. La cognición es definida por Katherine Hayles, más allá de la conciencia, como ‘un proceso que interpreta información dentro de contextos que la conectan con significado’”.