1. Terremoto

Casi a la medianoche del lunes, la tierra tembló. El asfalto se rajó y cayeron postes. Fue un terremoto de 6,4 grados en la escala Richter, con epicentro en Media Agua, San Juan, que se sintió también en Mendoza, Córdoba y Chile y tuvo cerca de 50 réplicas durante la madrugada del martes 19. Ayer a las 20.58, sonaron las alarmas en Chile y todo el país recibió en sus celulares una alerta para evacuar zonas de playa por sismo y peligro de tsunami. La Oficina Nacional de Emergencias (ONEMI) pidió disculpas a las 21.09: fue un error, el terremoto (de escala 7.1) era en la Antártida. Por las dudas, justo a esa hora temblaba Santiago (5.9); un rato antes habían temblado San Juan (4.0) y Mendoza (3.9).
Son fechas cercanas al 15 de enero, el día de luto en el que se recuerda al terremoto de 1944, el más grande que sufrió San Juan -y la Argentina- en el último siglo y cuarto: con 7 grados, dejó 9000 muertes. Este enero no hubo que lamentar víctimas. Pero en el momento en que todo empieza a moverse, eso todavía no se sabe.
Nunca viví un terremoto: la palabra me evoca el cine catástrofe. Lo natural -que la tierra, de vez en cuando, tiemble- nos resulta sobrenatural. No me imagino cabalmente ese momento de pánico donde todo puede pasar. Supongo que debe acomodar bastante las perspectivas. 
En 2005 me tocó encargar y editar una entrevista a Siri Hustvedt (N09P08). Una frase se me quedó pegada todos estos años: Siri hablaba de la “teoría de la plétora de problemas”. Gracias a Mori Ponsowy, la entrevistadora, que subió la nota a su blog, puedo citarla. “Incluso cuando todo va bien, tenemos suficientes problemas, pequeños por lo general, que nos preocupan. Cuando aparece un problema grande, la muerte de un ser querido, un accidente, una traición, una guerra, hambre, entonces el problema grande barre con los pequeños, y parece imposible que alguna vez nos hayamos preocupado por menudencias. Así es la vida.” Supongo que valdrá también para terremotos, incendios, tsunamis, pandemias, dictaduras.