Bueno, esta al menos no vuelve a los 80s. Oh wait… también Alfonsín, el (otro) presidente de la inflación y el Mundial, tuvo sus intentos de asesinato; uno en el mismo 1986, otro ya como ex presidente en el 89, y uno más en el 91, cuando un hombre gatilló cerca de él., el caso más parecido al atentado contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner del 1 de septiembre.
“Magnicidio”, como el resto de los términos votados, no salió en diezpalabras; las cosas tardan en decantar. Es interesante la aparición de la palabra en los votos porque describe algo que, por suerte, no sucedió. Pero el susto fue tan grande que ya es trauma. “Flash que hayamos tenido que usar tanto esa palabra”, dice en su voto Carolina Katz. Fue uno de esos momentos en el que el “qué habría pasado si” abre visiones alternativas que nadie quiere mirar, pero ahí están, entre nosotres.
En el newsletter 99, escrito en pleno shock, aparecieron otros términos que buscaban entender algo en esa confusión: memificación, Sonnenrad, memeplex, radicalización. Decía entonces Juan Ruocco, al calor de la hora: “Una memeplex de corte facista que involucra pasar a la acción como parte de un rizo de retroalimentación”.
Otra palabra muy votada, aunque no llegó al top ten, fue “Copitos”: el costado involuntariamente kitsch de la cuasitragedia. Algodón de azúcar rosado tapando las balas. Qué equipo de guionistas tiene este país.