Y hablando de retraso, ya es hora de llegar a Robinhood, la app con la que invierten les redditors. “Mi hijo me acaba de decir que solo puede jugar @FortniteGame por la noche … porque la mitad de su equipo comenzó a invertir. Tiene 10 años. @RobinhoodApp #TrueStory”, tuiteaba en junio Joseph Mauro, inversor y ex socio de Goldman Sachs.
Eso vende Robinhood: inversiones para todes, sin comisiones y sin requisitos, bajo el lema “Democratizar las inversiones”. El branding es perfecto. En pandemia, tiempo libre, abstinencia de deportes y cheques del gobierno mediante, Robinhood explotó; ludificada y adictiva, hace que invertir se vea como un videojuego. Miles se metieron a la bolsa del mismo modo en que otres (o quizás les mismes) hacían pan con masamadre. En mayo estos minoristas le torcieron el brazo a Warren Buffet; en junio Alexander Kearns, un estudiante de 20 años, se suicidó tras ver en su celular que debía 730 mil dólares. En agosto, la empresa alcanzó los 11 mil millones de dólares de valuación fiscal, con 13 millones de usuaries.
El miércoles Robinhood tuvo 120 mil descargas. Y el jueves se acabó la fiesta: “A la luz de la volatilidad actual del mercado, estamos restringiendo las transacciones de ciertos valores al cierre de posiciones únicamente, incluyendo $AMC y $GME (GameStop)”, anunciaron. A las millones de personas que estaban viendo subir sus acciones a la estratósfera no les causó gracia que no les dejaran comprar más; les acusaron de traicionar su nombre y proteger a los ricos contra los pobres. ¿No era que el mercado era libre? En una rápida campaña, cien mil personas le pusieron una sola estrella a la app en el Google Store. Pero Google también les traicionó: borró las reseñas negativas, amparándose en la política que prohíbe manipular intencionalmente el rating. Les redditors denunciaron a Robinhood ante la justicia por “manipular el mercado libre”.
La imagen de la empresa está en picada (mirá este avión). Hay muchos otros retail brokers frotándose las manos.