9. HEPA

En la ciudad de Buenos Aires arrancaron las clases presenciales; arrancaron los protocolos, el calor, y la preocupación por las condiciones sanitarias. Esta semana se habló mucho en grupos de madres y padres acerca de cómo asegurar la ventilación en las aulas. El gobierno de la ciudad de Buenos Aires está instalando filtros de aire HEPA (High Efficiency Particle Arresting, o “recogedor de partículas de alta eficiencia”) en las aulas que no tienen ventilación natural; son los mismos filtros que funcionan en los aviones. Pero no está claro que sean útiles en escuelas. Tras un informe en el programa Brotes Verdes que hablaba de “aulas experimento”, la discusión está tomando volumen público; un grupo de familias se organizó para pedir garantías al gobierno de la ciudad.  
Al parecer no hay todavía evidencia concluyente acerca de la utilidad de los filtros HEPA. El mismo medio que los daba por buenos, los cuestiona apenas unos días después; especialistas recomiendan enfáticamente la ventilación cruzada, la distancia, el barbijo y el aforo (N24P08), es decir la capacidad controlada de los espacios. En lo posible. 
Junto a los filtros HEPA, se empieza a hablar mucho de medidores de dióxido de carbono, que controlan la calidad del aire; incluso se difunden modelos de hardware abierto para poder replicarlos. 
Lo que es seguro, a esta altura de la pandemia, es que el COVID-19 se transmite por el aire. Y la buena noticia es que eso nos permite aflojar un poco con la desinfección obsesiva de las superficies. Algo es algo.