Esta ya está cumpliendo un año, pero recién me la crucé esta semana. Hacen lo que quieren las palabras. Me llamó la atención que -como tantas- cambia su sentido según quién la diga: otra vez Humpty-Dumpty.
La acepción que más se encuentra es la que recogió el suplemento Verne de El País el 8 de abril: “Tanto en inglés (covidiot) como en español (covidiota) la palabra lleva al menos diez días designando a aquel que, en estas circunstancias sin duda trágicas, comete irresponsabilidades que perjudican a los demás: ignora la distancia social, extiende bulos, acapara por encima de sus necesidades… De hecho, la cuenta de Twitter de The New York Times @NYT_first_said, que registra las palabras que aparecen por primera vez en este periódico, documentó covidiots el 4 de abril”. Y tardaron: el Urban Dictionary ya la había registrado el 16 de marzo. La definía así: “Alguien que ignora las advertencias en relación a la salud pública o la seguridad. Una persona que acapara bienes, negándoselos a sus vecines”. Ahí nomás, el 25 de abril, la editorial española Farraguas publicó El Manual del Covidiota, un libro humorístico de 44 páginas de Jorge de Juan.
En México el término ganó popularidad hacia diciembre, cuando se hablaba de covidiotas en fiestas; hoy sale mucho en tuits como “Quiero ser covidiota e irme a la playa 😭😭😭”. Pero también hay usos que invierten la dirección del filo. Por ejemplo, en este diálogo: “Lo que dicen los covidiotas: ‘la pandemia no existe, es una creación del gobierno’”, dice un tuit; y otro responde “Pues no es del gobierno es de la OMS. La covidiota eres tú por creerte todo lo que te dicen”. El covidiota eres tú, siguiendo a Becquer y a Las Tesis. O, como decía este comentario al Manual del Covidiota: “Covidiotas son los demás, pero si no te reconoces en alguno de los lugares comunes que detalla este manual es porque habrás caído en casi todos”.
Esas palabras son del 12 de mayo. Qué largo viene esto.