“El blockchain ha devuelto el aura a la obra de arte. Ya no es un aura vinculada con el ritual o con la lejanía, sino con la exclusividad y con el recuerdo”, decía Jorge Carrión hace justo un mes. Fue en el artículo “Walter Benjamin coleccionaría criptoarte: el aura llega a internet”, publicado en el New York Times, donde se mete con los famosos NFT o criptocoleccionables (N28P01) del arte digital. En las comunidades de cultura libre no causó mucha gracia este empaquetamiento como “aura” de la escasez artificialmente creada, que consideran un truco capitalista para el mercado del arte.
Me acordé leyendo esta entrevista al ensayista paraguayo Ticio Escobar. A propósito de su reciente libro Aura latente, Rafael Toriz le pregunta qué palabra del guaraní se acerca al concepto de aura que articula Walter Benjamin.
“El concepto de nandí verá, que significa literalmente ‘el relampagueante brillo de la nada’, podría ser una buena definición del aura, entendida como reserva de distancia y de vacío que hace relucir fugazmente la cosa arrancándola por un instante de su ordinariez. El término nandí verá también se aplica a algo destacable por su misma ausencia; algo que “brilla por su ausencia”. En general, lo que el pensamiento occidental considera aurático tiene en guaraní una connotación dramáticamente fulgurante: vinculada a verdades potentes, la belleza extrema se encuentra provista de cuatro características: verá, brillo reluciente de los relámpagos; rendý, luz de las llamas; yú, áureo resplandor del sol, y ryapú, ruido de los truenos. Es un concepto poderoso de aura, muy diferente al que ilumina hoy, lánguidamente, la producción contemporánea. Este concepto se encuentra, a su vez, en el otro extremo de los enceguecedores spots de la sociedad del espectáculo.”