Parece que en la Costa Este de Estados Unidos hay gente que -justo ahora que ya están totalmente vacunades (N37P04) y se acerca el verano- está pensando en volver a encerrarse. “He vivido así los últimos 12 o 13 meses, ¿qué son seis semanas más?”, dice por ejemplo Rosalie Lacorazza, de Arlington, Virginia. El punto es que tienen miedo, porque se pronostica la próxima llegada de miles de millones de cigarras; la última vez que se las vio, en 2004, se chocaban contra caras y pelos con total desparpajo. Es más: algunos medios afectos al clickbait hablan de la “invasión de las cigarras zombies”. (Invasión, ¡el tupé! Me imagino a las cigarras leyendo el libro de Miranda July, Nadie es más de aquí que tú).
El bichito al que se culpa de tanta paranoia se llama técnicamente Magicicada septendecim. En particular, el que se espera en Estados Unidos y Canadá se llama Brood X (“Cría 10”), o Gran Cría del Este (un poco como la Gran Bruja del Este). Acá tiene su club de fans. Mide unos 3,5 centímetros y pasa 17 años bajo la tierra. Se espera que las próximas semanas aparezca en 16 estados, de Nueva York a Georgia, y que sigan a la vista por unos 40 días. Por supuesto, lo que buscan es reproducirse; primero salen los machos, se desprenden de sus exoesqueletos y se ponen a cantar. O a chillar. Así atraen a las hembras, que después depositan las larvas en los huecos de las cortezas de los árboles. Y cumplida su misión, mueren. A principios del otoño, las crías nacen y se meten bajo la tierra para continuar el ciclo.
Hay gente que las teme, hay gente que las ama y hasta algunes que se las quieren comer; aquí se pueden ver fotos y videos de las cigarras que ya están asomando.
Desde este sur no es posible separar a la cigarra de su himno. Ya vamos a salir nosotres también a cantar al sol, sobrevivientes. Después de un año, o dos, o los que tome.