Una de espías: el domingo, Lukashenko, el presidente de Bielorrusia (donde aún existe la KGB), mandó a detener un avión de RyanAir que cruzaba su espacio aéreo. El vuelo iba de Atenas a Vilnius; llevaba a 170 personas, entre ellas el periodista bielorruso Roman Protasevich (26) y su novia, Sofia Sapega (23). El avión fue obligado a aterrizar; dijeron que sospechaban que llevaba una bomba. Bajaron a todes, registraron el avión y se llevaron a Protasevich y Sapega. El resto siguió viaje. Después contaron que lo habían oído decir: “Aquí me espera la pena de muerte”.
Protasevich era el redactor jefe de Nexta y Nexta Live, dos canales de Telegram que transmiten información en oposición al gobierno de Lukashenko (hola definición de “medios” 2021). Algunes lo definen como “bloguero”, una palabra un poco retro ya. Es la misma que usan para Navalny (N21P07), el opositor ruso que Putin habría envenenado poniéndole Novichok (N02P05) en los calzones (N23P09).
Desde que Lukashenko se declaró ganador de las elecciones, en agosto, en medio de protestas masivas que aún siguen, Nexta fue el canal de quienes piden democracia. Más de 1.700.000 suscriptores reciben y envían información. Por ahí circulan las noticias sobre Svetlana Tikhanovskaya (N12P05), la esposa del líder preso Serguéi Tijanovski. Telegram es originalmente una empresa rusa, creada por Pavel Durov (N20P07); pero hace rato que no están en su patria. Mejor: Putin es íntimo de Lukashenko.
Protasevich reapareció el lunes en un video difundido por el gobierno. Con unas marcas negras en la cabeza, dice que está bien y se declara culpable de organizar disturbios en Minsk. Su madre pide ayuda a la comunidad internacional. La madre de Sofia, acusada de terrorismo, también.
Las líneas aéreas europeas ya no vuelan sobre Bielorrusia; los aviones bielorrusos ya no pueden sobrevolar Europa. La Unión Europea anticipó que habrá sanciones económicas si el secuestro continúa. Putin dijo: “Dejen de demonizar a Bielorrusia”.