Lo vi en el Facebook de una amiga chilena: “ya es hora de que Chile se reconozca plurinacional”. Mientras buscaba el post me encontré con otra fuente: Daniel Jadue, alcalde de la comuna de Recoleta (Santiago) desde 2012 y precandidato presidencial por el Partido Comunista de Chile, que acaba de ganar la alcaldía de la comuna de Santiago (la más céntrica de la ciudad) con Irací Hassler (N38P08). El martes le preguntaron por el carabinero Francisco Benavídes, asesinado mientras realizaba “labores de despeje” de una ruta cortada por una protesta: lo que Duque llamaría desbloqueo. Jadue había dicho: “Mis condolencias a la familia del carabinero muerto y una dura condena a quienes cometieron este crimen. Gobierno debe reconocer el fracaso de su política represiva y dar un giro para frenar la violencia en la zona”. Agregó: “Chile debería tomar la decisión que debió haber tomado hace decenas de años, que es conformar un Estado Plurinacional. Siempre habrá radicales, pero si el Estado de Chile decide avanzar en un Estado plurinacional, eso va a ir acallándose con el tiempo”.
Me sorprendí: “plurinacional” solo me remitía a Bolivia. Cosas de porteñocéntrica, claro. “Chile es uno de los pocos países de la región que no reconoce explícitamente a los pueblos originarios en su constitución, ni sus lenguas ni su cultura (contrario a Bolivia, Ecuador o México, que reconocen el carácter plurinacional del Estado)”, leí en este artículo de la mexicana Lupita Ramos Ponce. “En un país con una representación poblacional indígena de más del 12%, por primera vez los pueblos originarios serán escuchados y tendrán voz y voto para construir la nueva constitución. 17 de los 155 escaños, es decir, más del 10% serán para los 10 pueblos originarios chilenos reconocidos por el Estado”.
“Chile no será más una sola nación, será un conjunto de naciones y cada una con sus derechos”, dijo a Página/12 la dirigente mapuche Elisa Loncón, constituyente electa. ¿Y el resto de la región?