¡Hola! Gracias por interesarte en diezpalabras.
Me llamo Marcela Basch, vivo en Buenos Aires, soy periodista. Me interesan las palabras desde que me acuerdo. En el invierno de 2020, en pleno confinamiento por pandemia, se me ocurrió un experimento: un newsletter semanal que recopilara las diez palabras que más me habían impactado en la semana. Lo propuse en este tuit, un viernes a las tres de la tarde. El sábado 29 de agosto de 2020 salió el número cero a los correos de 45 valientes.
Pasaron las semanas y las palabras se empezaron a juntar. Los newsletters se apilaban en el archivo de Mailchimp y en el de Medium. Hasta que un día me escribió un lector, Lucas Dima, y me propuso armar un sitio para poner cada palabra en su ciberlugar. Aquí estamos (GRACIAS Lucas). Aquí se puede pasear entre las palabras de forma aleatoria o en orden alfabético, recorrerlas por edición, o buscar libremente con la lupita. Algo del sentido se pierde al sacar cada palabra de su newsletter, de la actualidad de su semana; pero, ¿no pasa siempre eso con el discurso?
¿Por qué detenerse a pescar palabras? Porque, como decía John Austin, hacen cosas; reflejan, refractan y construyen realidades. Son nuestra interfaz con el mundo: interactuamos con lo que podemos nombrar, de la forma que ese nombrar habilita. Así, palabras nuevas son indicios de cosas en las que antes no pensábamos. Palabras que cambian de uso o dan un paso al frente desde una jerga específica funcionan como mojones de nuestra conversación común. Hay palabras que iluminan mundos.
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