La palabra viene de España, así que intuyo que podríamos traducirla por “criptobolazo”. El bolazo también viene de España, pero se está ensañando (engañando, españando, enseñando, cizañando) en San Rafael, Mendoza. Lo destaca un medio español, El Confidencial, que el jueves 3 tituló “El criptopelotazo español que tiene una ciudad argentina al borde de la guerra civil”. El fiscal que está luchando contra las tinieblas es mendocino y se llama Javier Giaroli. El jueves logró que el Poder Judicial de Mendoza emitiera una “alerta a toda la comunidad en torno al sitio de apuestas Ganancias Deportivas”, al que llama “un esquema piramidal o ponzi delictivo”, y pidió elevar la causa a la justicia federal.
De 200 mil habitantes del departamento de San Rafael, se calcula que cerca de 40 mil pusieron plata en Ganancias Deportivas, una “empresa” que sus fundadores definen como de “mercadeo de red” (network marketing). Desde Granada, prometen un 20 por ciento mensual de ganancias en euros, y durante 2020 lo cumplieron. Pero hace cosa de un mes, la “empresa” -radicada en Costa Rica– dejó de repartir pagos. Inés Perado. Ya hay una denuncia.
La nota de El Confidencial no tiene desperdicio pero es larga, y tardé en entender el título. ¿Dónde estaba el cripto del bolazo? Simple: en que no es una estafa piramidal cualquiera, como el telar de la abundancia, que se puede hacer con un lápiz, un papel y una alcancía: esta viene montada en el turbo de bitcoin. Se entra pagando cien euros (en bitcoin). Y después, las “ganancias deportivas” (que se suponen basadas en apuestas manejadas por expertos, o tipsters) son solo una tapadera: la plata viene del mercado de cripto, sujeto a los caprichos de Elon Musk y compañía. Y, por supuesto, de seguir incorporando gente al baile.
Un amigo, hacker de los buenos desde la adolescencia y metido en cripto hace una década, me decía hace un par de meses: “El bitcoin a este precio me llena la empleabilidad de preguntas”.
Imaginate eso en una ciudad entera.