Me tacleó esta foto de la última jornada del juicio Contraofensiva. Todos esos ojos mirándome, los de color y los blanco y negro, todos igualmente bidimensionales en la pantalla.
Me la trajo un tuit de Marina Mariasch: “Es muy fuerte ver el veredicto de este juicio, las caras de lxs compañerxs, la historia viva que late entre nos.”
La sensación de que el tiempo es una espiral y siempre es hoy.
Esas personas tienen la edad de mi madre y vivieron todos estos años como sobrevivientes, llevando consigo las fotos de las víctimas, jóvenes y en blanco y negro para siempre.
La justicia es lentísima. Más de cuarenta años. Pero llega.
“El juicio puso en escena el rol que cumplió el aparato de inteligencia como eje central del terrorismo de Estado durante la última dictadura cívico militar. Se investigan crímenes de lesa humanidad contra 94 integrantes de la llamada Contraofensiva Montonera, quienes regresaron del exilio al país entre agosto de 1979 y septiembre de 1980. 70 víctimas permanecen desaparecidas. Se juzga la responsabilidad de seis ex integrantes de los servicios de inteligencia del Ejército por privación ilegal de la libertad, tormentos y homicidios”, se explica en el sitio Juicios de lesa humanidad, que reúne la información.
Cinco de ellos fueron condenados a cadena perpetua en cárcel común el jueves: Eduardo Ascheri, Marcelo Cinto Courtaux, Jorge Bano, Luis Firpo y Roberto Dambrosi. “El Tribunal Oral Federal N°4 de San Martín, en un fallo histórico, ordenó revocar las prisiones domiciliarias otorgadas a los imputados’”, consignó La Retaguardia.
En este juicio, por primera vez, se permitió transmitir por streaming. La Retaguardia transmitió las 78 audiencias. El Zoom trae las caras a 50 centímetros; da escalofríos ver a los represores tan cerca, en sus casas o sus celdas, casi en la mía. Y es fuerte ver a las casi mil personas que siguieron el juicio con las fotos de sus víctimas, festejando las sentencias con sus hijes. La transmisión ya fue vista 9200 veces.