“Pfizer está a punto de solicitar la autorización en EE.UU. para una tercera dosis de su vacuna COVID-19, afirmando el jueves que otra inyección en un plazo de doce meses podría aumentar drásticamente la inmunidad y tal vez ayudar a evitar la última y preocupante mutación del coronavirus”, publicó hoy AP. “El jueves, el Dr. Mikael Dolsten, de Pfizer, dijo a The Associated Press que los primeros datos del estudio de refuerzo de la compañía sugieren que los niveles de anticuerpos de las personas se multiplican por cinco o por diez después de la tercera dosis, en comparación con la segunda dosis, que se administró meses antes. En agosto, Pfizer tiene previsto solicitar a la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) la autorización de emergencia de una tercera dosis, dijo”.
La tercera dosis recién empieza a circular como idea; las autoridades estadounidenses están diciendo que por ahora no es necesaria para quien esté totalmente vacunade, que dos dosis son buena protección, que lo van a pensar. Y sin embargo, ya hay gente con tres dosis en el cuerpo, y escándalos asociados. Fue en Chile: el director de la Clínica Las Condes, Alejandro Gil, obligó a dos enfermeras a darle una dosis de Pfizer, aun cuando ya tenía dadas dos de Sinovac. Las enfermeras le explicaron que al ingresarlo en el sistema les daba “alerta de error”. Como Gil las obligó, documentaron el hecho y lo denunciaron. El estado chileno denunció a Gil por “apropiación indebida”. Pero pronto se descubrió que no era una caso aislado: el Ministerio de Salud reconoció que había autorizado una tercera vacunación a diez personas con cuadros de inmunodepresión. Vacunagate 3.0.