“Alerta ante floraciones de cianobacterias”, dice un comunicado de ADA, la Autoridad del Agua de la provincia de Buenos Aires que circuló por Whatsapp. “Al observarse en la superficie de un cuerpo de agua discoloraciones en distintos tonos de verde (verde oscuro espeso, verde brillante con apariencia de mancha de pintura o de yerba dispersa) que contrastan con el color del resto del agua es muy probable que se trate de una floración de cianobacterias. Las floraciones de las cianobacterias tienen un amplio rango de impactos a nivel ambiental, sanitario y social, y es un proceso natural que se da por la bajante del Río Paraná. Entre el 50 -75 % de las cianobacterias producen toxinas de efectos adversos agudos sobre la salud”. Llama a no tomar agua de ríos del Delta del Paraná, ni siquiera hervida ni con pastillas potabilizadoras, ni bañarse en ellos. Recomienda además implementar un cianosemáforo.
Las cianobacterias son algas que realizan fotosíntesis y fabrican cianotoxinas potencialmente peligrosas. Su nombre significa literalmente bacterias azules (cyan viene del griego kyanós, “azul”, hola gente que diseña). Aparecieron desde las costas de Posadas hasta Berazategui; explican que este fenómeno obedece a la bajante del río Paraná y al calor estacional. El viceministro de Ambiente, Sergio Federovisky, dijo a La Nación que procede “también de la contaminación orgánica”. Según el investigador ambiental uruguayo Víctor Bacchetta, “el fenómeno se produce por un aumento de agrotóxicos en la actividad agrícola y ganadera”.
¿Dónde vi antes aguas verde brillante? En las fotos de la coloración de Venecia del artista Nicolás García Uriburu, que el 19 de junio de 1968 vertió 30 kilos de sodio fluorescente en el Gran Canal y lo hizo verde por ocho horas. Esta obra, que lo consagró, fue interpretada como una denuncia sobre los peligros de la contaminación: “Land Art”.
En el Paraná, la performance pasó al acto.