1. Poroteo

La palabra clave del mes representa el conteo previo de votos; en estos días se aplica a los votos “verdes” y “celestes”, a favor y en contra de  la Ley de Interrrupción Voluntaria del Embarazo, aka de Aborto Legal. El poroteo colectivo del aborto surgió en 2018 con una planilla de Excel colaborativa, generada por el equipo de Economía Femini(s)ta, donde cualquiera podía sumar información. Mercedes D’Alessandro y Andrés Snitcofsky contaron el proceso aquí; esa planillita independiente terminó tomada como referencia por todos los medios y hasta por partidos políticos. Y a los dos años, junto al proyecto de ley de aborto, revivió, enchuladísima, en forma de repositorio de github Poroteo 2020: más sofisticado, pero también un poco menos accesible. Hoy muestra 33 senadores a favor de la ley, 34 en contra y cuatro indecises. Arde. 
Porotear es contar porotos, es decir votos. Remite al juego de cartas de almacén de barrio, donde los puntos se marcan con porotos, y se usa hace rato (aquí un ejemplo de 2002). Dirían Lakoff y Johnson: la política se representa como un juego de naipes, donde la viveza manda (porque aquí naipes es truco) y los puntos van y vienen. Quizás por eso, antes de este uso datero y público de hoy, el término tuvo otro peyorativo, ligado a negociaciones en las sombras y alejadas del bien común: “El ‘poroteo’ o ‘porotear’ remite a un intercambio de cargos, posiciones u objetos que son parte de una transacción secreta en función de construir adherencia al proyecto”, dice Hugo Spinelli (2012). “De allí el pudor que sentimos, ese sentimiento que se perfila detrás de la exhibición de un acto inmoral, cuando vemos las idas y vueltas, los tejes y manejes con los cuales algunos sectores ejercitan ese llamado “poroteo””, decía Silvia Bleichmar en 2007.
Muy lejos de la política, en un registro íntimo,“porotito” suele usarse para nombrar los primeros estadíos de un embrión deseado, y hasta a bebés y niñes, como en esta canción de Inés Bayala.  Ojalá los porotos se alineen para que cada bebé nazca del deseo.

 

2. NQH2O

“Muy preocupados por la preservación de un óvulo y un espermatozoide fecundado mientras aceptan alegremente la destrucción de los ecosistemas que hacen posible la vida en el planeta”, tuiteó Gabriela Massuh el viernes, un rato después de la media sanción a la ley de Aborto Legal. 
Tres días antes leíamos: “El agua comenzó este lunes a cotizar en el mercado de futuros de materias primas de Wall Street por su creciente escasez en cada vez más regiones del mundo. Debido a esto, su precio fluctuará ahora como lo hacen el petróleo, el oro o el trigo”. Salió casi idéntico en Ámbito Financiero, en Página 12 y muchos otros sitios; la fuente es el CME Group, resultado de la fusión del Mercado de Chicago y el Chicago Board of Trade, el mercado de futuros más importante del mundo. The Economist lo llamó “el mayor mercado financiero del que hayas oído hablar”. 
Este grupo acaba de crear el índice Nasdaq Veles California Water (NQH2O), que registrará el precio del agua. ¿Y a cuánto cotiza? A 489,11 dólares por acre-pie (unos 1.233 metros cúbicos). Por ahora. El precio del agua en California se duplicó en el último año. 
 Javier Ruiz, jefe de economía de Cadena Ser, explica que el mercado de futuros implica fijar el precio hoy para lo que se consumirá en 12 o 18 meses, en petróleo, oro, soja o -desde ahora- derecho al uso del agua. El mismo CME lo explica en un curso.
Me impresiona la solidez imperturbable con que piensan en -negocian con- el futuro. ¿No habrá pandemia en Chicago, no influye en la logística? Pero es ingenuo mi argumento para un mercado financiero, donde se intercambian papelitos y la escasez es valor. “En el mercado del agua no van a jugar pequeños jugadores, sino las grandes eléctricas y los grandes productores agrícolas, más los grandes especuladores: los fondos de inversión”, explicaba Ruiz. 
El agua ya excede la noción de bien común: todavía es 2020 así que podríamos llamarla bien esencial. Cotizando en bolsa. ¿Qué podría salir mal?

 

3. 25 crores

Un crore es una unidad de medida india equivalente a diez millones, muy usada en India, Bangladesh, Pakistán y Nepal, según informa la Wiki. Y claro, si allá todo es numeroso. Por ejemplo: el 26 de noviembre, en India hubo una huelga general en la que participaron 25 crore de trabajadores. 250 millones de personas, la población entera de Brasil y Argentina sumadas. Tranqui. Fue organizada por diez sindicatos y seguida por una marcha a Nueva Delhi de la que participaron cientos de miles de agricultores; según Jacobin Mag, fue la huelga más grande de la historia.
¿Y qué pedían? Subsidio de cien dólares para todas las familias que ganen menos del umbral del impuesto a la renta, diez kilos de cereales gratis por mes para quien lo necesite, ampliación de la Ley Nacional de Garantía de Empleo, retiro de cambios recientes en leyes laborales y agrícolas (sobre todo agrícolas), detener la privatización de las empresas públicas y restablecer el plan de pensiones anterior. Detalles.
Te dejo este elefante con bandera roja como souvenir de la marcha de agricultores.

 

4. May Parsons

May Parsons nació en Filipinas. Es enfermera desde hace 24 años. Hace 17, emigró al Reino Unido y entró a trabajar en el hospital de Coventry, cerca de Birmingham, donde hoy es “matron”: enfermera jefa. El martes aplicó la primera dosis no experimental de la primera vacuna contra el COVID-19, la Pfizer, a Margaret Keegan (90 años) y William Shakespeare (81). Los medios cubrieron el Día V (de “vacuna”, no de vendetta). Parsons fue entrevistada en televisión; le preguntaron qué sentía y dijo que estaba orgullosa de poder dar protección a les más vulnerables, y que esperaba poder devolver “un sentido de normalidad”. También dijo que se sentía muy orgullosa por la contribución de la comunidad filipina al cuidado de la salud en todo el mundo. En el Reino Unido, el personal de salud perdió a 26 personas de origen filipino por COVID-19
Nombrame una enfermera famosa. Ok, Florence; ahora otra. Puede ser de ficción. Nurse Jackie. ¿Otra? La mamá de Garp en la novela de Irving. ¿Otra? ¿Cómo puede ser? Leyendo me entero de que Walt Whitman ¡Walt Whitman! fue enfermero durante la Guerra Civil de Estados Unidos. 
No me gusta la palabra “enfermero/a”, directamente derivada de enfermo, “no firme”. “Nurse”, en cambio, se relacionada con cuidar, criar, nutrir.
De chiquito fui aviador, pero ahora soy un enfermero, cantaba García (¡atenti al Charly con barbijo!). En las guerras hay aviadores y hay enfermeros en primera línea. Al nombrar a su banda Los Enfermeros, García mostró que entendía la profesión como cuidado y amor. 
Sería hora de ir ponderando la centralidad de los cuidados. Decía el historiador Jorge Troisi, en una clase sobre historia y pandemia para la Cátedra Datos, que más que la “ciudad post COVID” se imagina la “ciudad con COVID”: donde se conviva con las pestes, como en todos los siglos. Vamos pensando en cómo cuidarnos.

 

5. Indispensables

“Que las mujeres finalmente seamos ciudadanas de primera en este mundo, con derecho pleno sobre nuestros cuerpos, no es un cambio que impacta solamente en nuestra salud, sino también en nuestra forma de ser y estar en esta sociedad, en nuestra forma de ser y estar en este mundo”, decía Noelia Barral Grigera ayer en el editorial de Pasaron Cosas, por Radio con Vos. “El feminismo interseccional es el inicio de un efecto mariposa que lleva décadas (…), que no sabemos dónde termina. Muchas y muchos creemos que puede terminar provocando cambios profundos en el sistema de acumulación capitalista.
(…) Hay algo que dice una economista que yo conocí por Mercedes D’Alessandro; se llama Heather Boushey, hoy está seleccionada para integrar el gabinete de Joe Biden. Dice que las mujeres que se hacen cargo de los trabajos no remunerados y de la reproducción obligada de la fuerza de trabajo son un socio indispensable para el capitalismo. 
Hacemos los trabajos indispensables para que el sistema funcione sin ningún tipo de retribución.
Hacemos los trabajos indispensables para sostener al sistema sin ningún tipo de retribución.
Pero ¿qué pasa si un día decidimos no ser más ese socio estratégico de un sistema desigual y excluyente? ¿Qué pasaría si logramos para nosotras mismas la libertad de ser dueñas de nuestro cuerpo, ser finalmente ciudadanas de primera, y no trabajar más gratis al servicio de la reproducción de un sistema injusto? Pregúntenselo”.

 

6. Antimonopolio

La Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC), 46 de los 50 estados, Washington DC y Guam presentaron el miércoles demandas gemelas ante la justicia acusando a Facebook Inc. de violar las leyes antimonopolio y por lo tanto atentar contra la competencia. De prosperar las demandas, Facebook debería desprenderse de algunas de sus empresas, como Instagram (comprada en 2012) o Whatsapp (adquirida en 2014). 
“Las acciones de Facebook para afianzar y mantener su monopolio niegan a los consumidores los beneficios de la competencia”, dijo en un comunicado Ian Conner, director de la Oficina de Competencia de la FTC. La procuradora general de Nueva York, Letitia James, había dicho en septiembre que le preocupaba “que Facebook pudiera haber puesto en riesgo los datos de los consumidores, haber reducido la calidad de las opciones de los consumidores y haber aumentado el precio de la publicidad”. Es una de las demandas antimonopolio más importantes de la historia; la prensa especializada la compara con la demanda contra Microsoft de 1998. También Google está enfrentando una demanda antimonopolio presentada en octubre. 
La respuesta de Facebook fue poner en evidencia que la misma Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos había autorizado las compras de Instagram y Whatsapp. Y, la verdad, ¿no lo pensaron antes? Pero bueno, ok, todo el mundo tiene derecho a cambiar de opinión. Por  lo menos lo piensan ahora. No es poco lo que está en juego: pensá por un momento en todos los datos de las 2700 millones de personas que usan Facebook, las mil millones que usan Instagram y las dos mil millones que usan Whatsapp en el mundo. Más de media humanidad.
El otro argumento de Mark Zuckerberg para resisitir estas medidas de “desinversión” (me encanta la palabrita) es que podrían dar una “ventaja competitiva” a China. Cuidado que viene el lobo. 

 

7. Conversación-país

“Aceptamos que nuestras palabras y nuestras imágenes traerán consecuencias, pero lo harán porque buscamos ampliar y profundizar con ellas la conversación-país de la que nos sentimos parte.” Así se afirma en la página de “Quiénes somos” de elDiarioAR, el medio digital argentino que nació el jueves 10, en el Día de la Democracia, el debate por el derecho al aborto y el primer aniversario de gobierno de Alberto Fernández, bajo el lema “periodismo a pesar de todo”. 
Qué necesario y difícil apostar a la “conversación-país”, justo ahora que, aquí y en todas partes, crece la sensación de que las grietas se llevan puesta hasta la posibilidad de un lenguaje común. Tras el siglo de la comunicación masiva, donde todes leíamos y escuchábamos básicamente las mismas noticias, llegamos a la era de la pluralidad en forma de burbujas (N07P02), en la que la prensa se polariza y los filtros y efectos de cámara de eco de las redes sociales incitan a desconocer a quien piensa distinto. 
En realidad, la fundación de elDiarioAR me alegra desde antes de leer esa frase. You got me at “nuevo diario”. Puro sentimentalismo: soy de las que miran las películas de periodistas. Además, el equipo es un lujo. Esta foto de la redacción me emociona: tan distinta a las que conocí, minimalista y con COVID, y redacción sin embargo. 
elDiarioAR nace asociado –más bien hermanado– al exitoso elDiarioES, un proyecto español autogestivo que publica sin muros de pago y se financia con suscripciones. Es provocativo llamar “elDiario” a un medio digital, y por lo tanto exiliado de todo corte temporal periódico. Bueno, Federico Fahsbender le dice “el diario” a Infobae. Las costumbres queridas son duras de matar.
“El periodismo es un intento metódico por reconstruir en velocidad y con síntesis los hechos y procesos que tienen o podrían tener interés social”, aseguran en ese primer editorial.
Salve, elDiarioAR. Larga vida a las redacciones.

 

8. Obituario

Me van a disculpar: recién hoy entendí “obituario”. Las palabras están ahí desde siempre, como la carta robada de Poe en el tarjetero; es cuestión de verlas nomás. De que te miren. Hoy vi que elDiario.AR difunde un obituario del actor Carlos Calvo (tuve que ir a fijarme si se decía “obituario de”, u “obituario sobre”; una persona muerta no es del todo una persona, supongo). Lo primero que pensé fue qué cosa, cómo sobreviven los géneros del siglo veinte en los medios del veintiuno. Lo segundo fue acordarme del comienzo de Kryptonita, la novela de Leonardo Oyola: 
Obitó.
Parece japonés.
Obitó.
Hasta suena gracioso. Y es todo lo contrario.
Obitó.
Cinco letras. Una palabra. Una acción terminal para pronunciar la peor noticia que puedan llegar a recibir.”

A mí “obitó” me hace pensar en Obi-Wan Kenobi. Y también en “ósculo”, una palabra rarísima para decir beso. El ósculo del óbito.
El jueves me tomó por sorpresa la noticia -vieja- de la muerte de un conocido -joven-. Se llamaba Gonzalo Martínez Luchinetti y era, creo, un hombre bueno. Un gran sonreidor. Lo conocí no tanto pero en un momento clave, cuando estaba entrando al mundo de las economías colaborativas, y él fue cálido y generoso. Me acuerdo -qué pavada- que me enseñó a usar el celu como emisor de wifi, un sábado a la tarde, en un Starbucks de Colegiales (junto a Laura Cerioni, que murió en 2016). Gonzalo murió hace casi un año, me enteré de casualidad en Facebook, ese paseo del pasado. Conocí así el modo “In memoriam” de Facebook; esta semana, las personas que querían a Gonzalo lo saludaron por su cumpleaños.
Y ahora pienso que “obituario” me llamó la atención porque en las redacciones que transité se decía “necrológica”. Lo bueno de las necrológicas es que usan los tiempos del pasado para referirse a quien se fue. Es un dolor en camino al alivio. Y a quienes leemos -y escribimos- nos queda lo que hacen los vivos, como decía Marie Howe.

 

9. Inaceptable

Probablemente ya la hayas escuchado a Angela Merkel hablando de las fiestas en el Bundestag. “Sé que se trata de un pedido muy duro porque sé cuánto amor hemos puesto en la preparación de los puestos de waffles y de vino caliente, pero no son compatibles con el acuerdo al que llegamos de comprar comida para llevar y comerla en casa. Lo siento, lo siento mucho, desde lo más hondo de mi corazón, pero el precio que pagamos son 590 muertes al día y eso es inaceptable, desde mi punto de vista. Y los científicos están prácticamente rogándonos que reduzcamos los contactos por una semana antes de ver al abuelo y a la abuela en Navidad. Quizás realmente tengamos que pensar en encontrar un modo de empezar las vacaciones de la escuela el 16 y no el 19. ¿Qué vamos a decir cuando miremos atrás en este evento único en el siglo si no fuimos capaces de encontrar una solución para estos tres días? Puede ser que mandar a los niños a casa no sea lo correcto, habrá que dar clases on line, u otra cosa, no sé. No es mi especialidad y no quiero interferir. Solo quiero decir: si tenemos demasiados contactos antes de Navidad y termina siendo la última Navidad que pasamos con nuestros abuelos, algo habremos hecho mal. No deberíamos permitir que eso pase”.  

 

10. Real

Le pregunté a un grupo de estudiantes cómo les había ido con la cursada remota y si la materia que hicieron conmigo les había resultado más o menos exigente que otras. Una chica me contestó: “siento que esta fue la más real”. Lo tomé como un piropo, aunque no sé si corresponda. Qué poca cosa es la realidad, decía García hace casi medio siglo.