El jueves, Christie’s vendió el collage digital “Everydays: the first 5000 days” del artista Beeple por 69.346.250 dólares. Se trata de un objeto único digital o token no fungible (NFT, por sus siglas en inglés) que hizo de Beeple el tercer artista vivo más caro vendido en Christie’s detrás de Jeff Koones y David Hockney. Un token es un identificador digital criptográfico; “no fungible” quiere decir que no puede ser intercambiado por otro; es “un token criptográfico que representa algo único”. Por ejemplo, obras de arte digital, o elementos criptocoleccionables, que se guardan en billeteras de criptomonedas.
“Christie’s es la primera casa de subastas grande en ofrecer una obra puramente digital con un token no fungible único -una garantía efectiva de su autenticidad- y en aceptar criptomonedas, en este caso Ether”, declaró la empresa.
Los primeros criptocoleccionables fueron los cryptokitties, gatitos digitales únicos basados en Ethereum, en 2017. Luego llegaron los cryptopunks de pixel art y la memorabilia deportiva, donde domina la empresa Panini (la de las figuritas del Mundial). La semana pasada, la artista Grimes, pareja de Elon Musk (¡tanto tiempo!), ganó 5,8 millones de dólares en menos de veinte minutos vendiendo obras de arte digital. Y Jack Dorsey, el fundador de Twitter, puso a la venta su primer tuit en el sitio de subastas Valuable. Dicen allí: “El tuit continuará en Twitter. Lo que comprás es un certificado digital del tuit, único porque fue firmado y verificado por el creador”. Y también: “Poseer un contenido digital puede ser una inversión financiera, tener un valor sentimental y crear una relación entre el coleccionista y el creador. El token no fungible es en sí el autógrafo del creador sobre el contenido, haciéndolo escaso, único y valioso”.
Los NFT crean una escasez artificial en el abundante mundo digital para aplicarle las reglas del mercado. Sin original digital no había mercancía que subastar, así que lo inventaron.
Categoría: número 28 (el meme del pantone racial)
2. Memeconomy
Si los token no fungibles permiten comprar y vender productos digitales como piezas únicas, ¿por qué no los memes? Chris Torres, autor de un gif animado que fue viral hace diez años –Nyan Cat-, organizó una subasta de memes “originales”. Si hace ruido en la cabeza es porque es difícil de entender. La revista Techcrunch lo explica como obras autentificadas por quienes crearon o popularizaron imágenes que pronto fueron memes. Torres lo llama #memeconomy: una forma de lograr que quienes crearon fenómenos culturales que fueron usados gratuitamente durante años puedan monetizar ese aporte. “Ahora que vivimos en internet, los memes son arte. Y es fascinante ver que algunas personas que nos permitieron expresarnos reciban pagos”, dice Matthew Panzarino en Techcrunch.
La subasta se maneja a través de la plataforma de criptocoleccionables Foundation, lanzada en febrero, que ya lleva más de mil obras digitales vendidas por más de seis millones de dólares. Cotizan en la criptomoneda Ethereum; por ejemplo, Nyan Cat se vendió por 300 Eth, el equivalente a 565233 dólares, más de medio millón. Bad Luck Brian se vendió por 20 Eth, poco más de 37 mil dólares (a repartir entre quien se ve en la foto y su mejor amigo, quien la popularizó; ambos “autentifican” la venta). Grumpy Cat, por 44 Eth; Kitty Cat Dance, por solo 2 Eth.
¿Qué se compra cuando se compra un “meme original”? Se convierten en “originales” por ser acuñados en la cadena de bloques por los artistas originales (andá a chequearlo). En la página de la subasta de Nyan Cat, Torres dice: “Poseer esta pieza otorga las siguientes cualidades: carisma, 10; suerte, 10; felicidad, 15. 1400×1400 – 12 cuadros”.
“Estamos eliminando capas de comercio que sólo beneficiaban a las plataformas. La recuperación del valor de las obras que ya se han distribuido ampliamente se ha relegado históricamente a ‘concederles licencias para remeras’. Y muy rara vez se ha elevado al nivel de la venta de obras de arte”, afirma Panzarino.
3. Blanca
Hay un meme que vive.
El sábado pasado, mientras escribía sobre las palabras “De color”, “White latina”, “Negra” y “Quilombo” (N27P01-4), me acordé de una remera que había visto en una concentración feminista. Decía “CALLATE BLANCA”. Era fuerte verla junto a pancartas que decían “No nos callamos más”, en alusión al silenciamiento del machismo a todas las mujeres. Este lunes volví a verla en fotos del #8M, y me enteré de que la foto de la remera -y su dueña/modelo original- ya es un meme.
Yo no me sabía blanca hasta que vi la remera. La bella inconsciencia de las mayorías. Me sabía mujer, eso sí; pero no blanca, del mismo modo en que no se saben hombres los hombres. ¿Alguna vez viste que alguno se autodefina como tal en sus redes sociales? “Hombre, abogado y de Boca”. No existe, no se enuncia. Ser hombre es el absoluto cartesiano, lo normal (hoy: “hegemónico”). Y lo mismo con ser blanca.
Dice el feminismo negro e interseccional que las blancas son a las negras y otras identidades lo que los hombres a las mujeres blancas. Las blancas son los hombres de las demás. Es exactamente la frase de Lennon -”La mujer es el negro del mundo”- pero invertida: pensando no en la parte oprimida, sino en la opresora.
La paradoja, entonces, es que las mujeres blancas somos oprimidas y a la vez opresoras.
La chica del meme, Rebe Lope, explica el “CALLATE BLANCA” en un texto en Revista Furias donde reivindica el trabajo sexual; se identifica como “Puta Feminista y Marrona”. La acompaña otro texto firmado por Jesi Jess, que se identifica como “Villera, Feminista Descolonial y Bisexual”.
Las remeras de CALLATE BLANCA se venden por 2200 pesos, o por veinte euros. Acá Susan Horst, desde Gort, Irlanda, vende también barbijos de CALLATE BLANCA (por diez dólares), fundas de celular (por veinte) y pósters con la frase. La modelo no se parece a Rebe Lope. El valor que genera encarnar un meme también puede ser apropiado.
4. Marrona
Rebe se identifica como “marrona”. Remite al colectivo Identidad Marrón, formado en 2019 y también presente en el #8M. En su Facebook dicen: “Somos un colectivo de personas marrones hijxs y nietxs de indígenas y campesinos de América”. Decía a Télam en febrero de 2020 Alejandro Mamani, abogado e integrante del colectivo: “Nosotros que somos millones con nuestro fenotipo indígena, no tenemos una palabra que nos designe. Decimos que nos han robado hasta el color: nos dicen ‘morochos’, ‘trigueños’, ‘pardos’, ‘cobrizos’.”,. En otra nota en Revista Ruda, definía a las “personas marrones” como “no blancas o racializadas, con rasgos indígenas, que vienen de contexto de provincia, campesinado, comunidades y demás”.
Este movimiento visibiliza conflictos de racismo estructural, y también de clase. En las marchas feministas levantan consignas como “Somos las hijas de las empleadas domésticas que no dejaste venir”, o “Pagar los aportes de las empleadas también es sororidad”. Este verano curaron la muestra “¿Qué necesitan aprender los museos?”, en La Manzana de las Luces.
En 2019, la tuitera Beti Bú consultó a la Real Academia Española: “Puedo decir que una correa es negrA, pero no que es marronA. ¿Por qué? ¿Estamos discriminando a las marronAs?” La respuesta de la RAE se viralizó: “Hay adjetivos de dos terminaciones, como «rojo, -ja», «amarillo, -lla» o «listo, -ta», y otros de una sola terminación, válida para el masculino y para el femenino, como «marrón», «azul» o «imbécil»”. Pero más allá del sarcasmo, agregó otro tuit: “En el «Diccionario de arequipeñismos», de J. G. Carpio Muñoz (1999) se registra «marrón, -na» como ‘persona de tez castaña’. Añade el autor: «En sí es un eufemismo por no decir mestizo, za; cholo, la. De uso reciente entre los jóvenes más blanquitos»”. O sea que, una vez más, “marrón/a” es un término que nació con uso peyorativo, y es reapropiado y subvertido por un colectivo que se aglutina en torno a él. Igual que “puta”, “puto” o “gorda”.
5. Oscura
La gente de Identidad Marrona no está sola en su lucha contra la discriminación por color de piel y racialización. En uno de los momentos más conmocionantes de la entrevista que Oprah Winfrey hizo a les duques de Sussex, Harry y Meghan, ella contó que el color de piel era una preocupación central para la corona británica. Textualmente dijo: “En esos meses en los que estaba embarazada, todo al mismo tiempo, teníamos en tándem la conversación de que no se le iba a dar seguridad [a su hijo Archie], no se le iba a dar un título, y también las preocupaciones y conversaciones sobre cuán oscura que podía ser su piel cuando naciera”.
Aunque Meghan y Harry negaron ante Oprah que la fuente del comentario haya sido la reina Isabel II, el racismo de la corona británica ya es meme, basado en este clásico. Y Oprah -cuyo show de expresiones de disgusto fue visto en vivo el domingo por 17 millones de personas- es otra reina.
6. Birracial
Como inmediatamente no entendí por qué habría preocupaciones por el color de piel del bebé de Harry y Meghan, fui a leer un poco más sobre ella. La corona británica no está entre mis temas favoritos así que no sabía demasiado. Me enteré de que Meghan Markle es actriz, nacida en California, hija de -en sus palabras- “un padre caucásico y una madre afroamericana”. Y me sorprendió que la llamen “birracial”. ¿Desde cuándo existe esa palabra? Los primeros resultados de Google la muestran siempre como adjetivo de Meghan Markle, tanto en inglés (biracial) como en español (birracial). Por ejemplo, en este artículo, donde se cantan loas a la boda entre Meghan y Harry porque “celebra la cultura y la historia afroamericana”.
Birracial. ¿Cómo se hacen esas cuentas? ¿Cuántas razas hay que contarle a, por ejemplo, la vicepresidenta de Estados Unidos, Kamala Harris? ¿Y a las personas que se llaman a sí mismas “marronas”? ¿Cuántas generaciones atrás hay que ir? ¿Vamos a necesitar el informe genético que dan empresas como 23andMe?
Cuando era chica, en el milenio pasado, en la escuela me enseñaron los términos “mulato” y “mestizo”, siempre desde la mirada blanca. “Los términos «mulato» o «mulata» implican una definición racializada”, dice hoy la Wiki, y aclara que surgieron “en el contexto de la colonización española de América, como una forma que usaron los conquistadores”. Entiendo que “birracial” suena menos blancocéntrico. Pero ni un poco menos obsesionado por la raza -esa hija del racismo, como decía el escritor Ta Nehisi Coates– y el color de piel.
7. Chineo
Otra palabra del racismo que reaparece en el #8M, esta vez a través de un tuit de Agencia Presentes: “Mujeres indígenas reclaman que se investiguen y juzguen los chineos: violaciones por parte de criollos a niñas indígenas”. Se ven carteles hechos a mano: “¡Basta de desapariciones y violaciones a nuestras mujeres indígenas!” y “¡Basta de chineo!”.
Escuché la palabra por primera vez en marzo de 2019, de boca de Rita Segato, en una charla en la Universidad de San Martín. “En Tucumán, en Jujuy, en el Chaco aún se practica el ‘chineo’, una abominación muy común en esas provincias del norte, en donde las elites se pronuncian en contra del aborto. Allí llevan a sus hijos a tener su iniciación sexual con las niñas wichis, iniciaciones en las que hay violaciones de jóvenes pobres indígenas. Cuando hay casos de violación entre indígenas, ahí el Estado actúa, pero cuando el blanco va al chineo, la indígena es una ‘prostituta’”.
En 2020, el Movimiento de Mujeres Indígenas por el Buen Vivir lanzó una campaña para abolir el chineo. “Esta lamentable y terrible aberración sexual está calificada por observadores del Estado, por funcionarios administradores de justicia, como un rito iniciático de la actividad sexual, como parte de una cultura”, dijo Moira Millán a Télam.
Stella Bin consigna en Red/Acción que no hay consenso en el uso del término. La referente feminista wichi Octorina Zamora lo considera “reproducir el racismo”: “Es una palabra ofensiva para nosotras, porque a las cosas hay que decirlas por su nombre: son violaciones sexuales en banda o en grupo”. Bin cuenta que “otras marcan que dicho así, se le quita todo el agravante racista, de que se las ataque también porque son indígenas”.
Me sorprende que la práctica, un sustantivo derivado de verbo -”chinear”- tome su nombre de las víctimas -las “chinas”-, y no de quien la perpetra. Como si la misma formación de la palabra insinuara que es algo que ellas hacen, que es su culpa, por existir nomás.
8. Terricidio
“Cuando el terricidio vuelve el aire irrespirable, no se resuelve con máscara de oxígeno. Hay que limpiar el aire, la tierra; hay que sacar siglos de mugre y mierda que conforman los cimientos del poder. Todo huele a podrido, a una descomposición antaña, que pareciera nunca terminar. Tenemos el estómago revuelto. Tanta impunidad nos da náuseas pero aún así no logramos vencer los miedos para salir a limpiar los territorios y liberarlos de los terricidas y especuladores de la muerte. Miles de hectáreas quemadas, sumadas a otras tantas miles se vuelven millones.
(…) Ahora nos queman el alma incendiando nuestra tierra. Nos hemos convertido en cuerpas desechables, territorios sacrificables, vidas descartables, sin justicia. Matan a la tierra y a sus guardianas, y pareciera no importar. Continúan los desalojos violentos y los territorios son entregados sin el menor sonrojo de vergüenza a las mineras, petroleras, forestales y todo tipo de empresas terricidas. Me pregunto si nuestros huesos y restos del terricidio encontrarán en un futuro vida humana que los recoja. Del genocidio indígena se dice que fue necesario para que nazca este sangriento estado-nación colonial. De este actual terricidio, ¿qué nacimiento esperan lograr? Aún no tenemos cifras exactas de las superficies quemadas este verano porque aún continúan los incendios. Todos ellos intencionales. (…)
He visto las montañas llameantes de color rojizo y he pensado que es el rojo de la cólera, de la bronca del poder contra los pueblos que decimos ¡No a la megaminería! Nos están castigando por defender la vida (…). Es por ello que las mujeres indígenas decimos mientras no tengamos justicia, ¡¡para ellos no habrá paz!! Les pido desde la profundidad de mi piwke/corazón, todo el apoyo. El Terricidio debe ser considerado un crimen de lesa naturaleza; y los terricidas deben ser condenados. Xepenge kom pu che!! Desde la Puelwillimapu, Chubut.” Moira Millán, Movimiento de Mujeres Indígenas, en Agencia Presentes.
9. Pobrismo
Ayer Miguel Ángel Pichetto culpó de los incendios a los mapuches en una entrevista con María O’Donnell por Urbana Play.
-Estos incendios tienen que ver con ellos, han sido intencionales.
-¿Por qué? ¿Qué tienen que ver los mapuches?
-Tienen que ver que están allí, en esa zona. Estas amenazas ya las habían vertido en varias oportunidades. Tienen que investigar las fuerzas federales.
-¿Pero por qué pondríamos un manto de sospecha sobre los mapuches?
-Porque están ahí, dominando y controlando esa zona. Están ya operando… este RAM… Este grupo llamado RAM está operando también sobre campos en la provincia de Buenos Aires. Porque son terroristas. Porque actúan de esa manera, porque destruyen cosas, queman cosas, prenden fuego; utilizan precisamente este tipo de mecanismos. Esa es una zona de bosques; están ellos, tratando de tomar territorio, dividir al país, generar un espacio propio, que no reconoce la bandera ni las autoridades. Ya vienen quemando.
Estaba hablando del pobrismo. “Hay que derrotar a la ideología del pobrismo. A un montón de hombres y mujeres de la cultura, de los medios, de la comunicación, de la iglesia, de los sectores políticos, que creen que solamente salimos por el plan. Esa cultura donde todos somos buenos y damos planes destruye a la Argentina (..). La idea de que la Argentina es mejor si va a ser más pobre y más uniforme…”. Y luego: “No es posible un país que tiene afectado el 10 por ciento del producto bruto a planes y plancitos. Después debatimos la Asignación Universal por Hijo. Incluso habría que incentivar que no tengan tantos hijos. Dársela a aquellos que tienen no más de dos. Porque si no tienen un montón. Y lo único que hacen es generar mecanismos de pobreza más extrema. La ideología del pobrismo es esto: planes para todos, AUH para todos, viene un extranjero, tiene un hijo en el país, AUH… todo, todo cobertura. Hay que alentar que los sectores pobres tengan menos hijos, no más.”
10. Namasté
En el Estado de Alamaba está prohibido enseñar yoga en las escuelas. Esta medida rige desde 1993, cuando una ley impulsada por sectores conservadores prohibió enseñar “yoga, hipnosis y meditación” en clase. Pero después de este año pandémico, la medida se está revisando. La Cámara de Representantes del Estado de Alabama aprobó un proyecto de ley para levantar la prohibición, con 73 votos a favor y 25 en contra.
Si el Senado aprueba la nueva ley, se podrán volver a enseñar posturas y estiramientos. Pero eso sí: sin cantar mantras ni decir ninguna palabra que no esté en inglés; eso continúa prohibido. Incluido -respirá hondo- saludar con “namasté”.