“PARÍS, 4 feb (Reuters) – El arrastrero FV Margiris, de propiedad neerlandesa y el segundo mayor buque pesquero del mundo, derramó más de 100.000 peces muertos en el océano Atlántico frente a las costas de Francia, formando una alfombra flotante de cadáveres.
El vertido, que se produjo a primera hora del jueves, fue causado por una rotura en la red del arrastrero, según el grupo de la industria pesquera PFA, que representa al propietario del buque.
En un comunicado, PFA calificó el vertido como un ‘suceso muy raro’. Un grupo ecologista rebatió esa versión, al afirmar que se trataba de un vertido ilegal de más de 100.000 peces no deseados.
Imágenes del vertido divulgadas por la organización ecologista Sea Shepherd mostraron la superficie del océano cubierta por una densa capa de bacaladilla, una subespecie de bacalao, utilizada para producir palitos de pescado, aceite de pescado y harina.
Sea Shepherd Francia dijo que no creía que el incidente fuera accidental, sino más bien un intento por parte del arrastrero de descargar un parte del pescado que no quería procesar, una práctica conocida como descarga de capturas accidentales que está prohibida por las normas de pesca de la Unión Europea.
Sea Shepherd Francia dijo que el vertido afectó a más de 100.000 peces.
La ministra de Asuntos Marítimos de Francia, Annick Girardin, calificó de ‘impactantes’ las imágenes de los peces muertos y dijo que había pedido a la autoridad nacional de vigilancia pesquera del país que iniciara una análisis sobre el incidente.
Los arrastreros como el Margiris utilizan redes de arrastre de más de un kilómetro de longitud y procesan el pescado en fábricas a bordo, una práctica muy criticada por los ecologistas”.
Categoría: número 71 (uno necesita el mar para esto)
2. Oceanazo
“¿Y el mar?”, pregunta Marina Mariasch en su newsletter El bosque de los signos. “¿Qué nos dice el sonido de sus olas en estos tiempos de crisis climática? ¿Somos capaces de curarle las heridas como el mar limpia las nuestras?”
La carta de Marina llegó justo el viernes, el día del Oceanazo, la acción de rebelión costera global que se dio cita en decenas de ciudades de América y Europa para protestar contra la explotación petrolera en los mares. Esta protesta viene fogoneada por el derrame de casi dos millones de litros de petróleo frente a las costas de Perú, y por los múltiples derrames en los ríos de Ecuador; se construye además sobre el Atlanticazo que a comienzos de enero tomó todos los balnearios de la costa argentina, en temporada altísima de playa, en este casi primer verano en dos años, para oponerse a la explotación petrolera en el mar.
Porque parece que no, ya no se puede ni ir a la playa un par de días en paz que te tiran peces muertos en la cara (en las costas europeas pueden ser hasta personas muertas). Aunque te quieras escapar, el conflicto te alcanza, hasta en el mar. Incluso al mar. No sé qué nos pudo llevar a creer que el mar estaba fuera de los límites, que iba a zafar, si desde siempre fue campo de batalla. Quizás imagináramos que, en su inmensidad, nada le haría mella; como hacer pis bajo la ola y pensar que nadie lo va a notar. Es duro pensar en un mar vulnerable. Y vulnerado.
En Argentina, por lo pronto, cuatro recursos de amparo buscan revertir la Resolución 436/2021 del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible del 30 de diciembre, que autoriza a las petroleras Shell y Equinor a explorar las posibilidades de extraer petróleo submarino cerca de la costa de Mar del Plata. Un intento por mantener el santuario. Con lo que simboliza el mar ni me voy a meter.
Mariasch cita a Cristina Rivera Garza: “Uno necesita el mar para esto: para dejar de creer en la realidad. Para hacerse preguntas imposibles. Para no saber. Para dejar de saber. Para embriagarse de olor. Para cerrar los ojos. Para dejar de creer en la realidad”.
3. MAPA
“#OCEANAZO es una Rebelión Costera Global” dice en el evento de Facebook que difunde la protesta. “Esta es una rebelión de más de 30 acciones en más de 15 países. Estamos protestando por la contaminación costera y la devastación causada por las compañías petroleras y los países e instituciones que las apoyan”. Y después: “Únanse a esta manifestación internacional, traigan su creatividad, tambores, pasos de baile y prepárense para escuchar y presenciar las historias de las personas y áreas más afectadas (MAPA)”.
Un acrónimo nuevo, Most Affected People and Areas. En español, Personas y Áreas Más Afectadas, funcionaría perfecto como PAMA. La busco y no la encuentro; quizás no esté en ese nivel de difusión todavía.
Dice la Wiki: “Personas y áreas más afectadas, también conocidas por su acrónimo MAPA, es un término que representa a los grupos y territorios afectados de manera desproporcionada por el cambio climático, como las mujeres, las comunidades indígenas, las minorías raciales, los jóvenes, los ancianos y las personas más pobres. Estas comunidades son las más afectadas por las emisiones de carbono y el cambio climático. En particular, con el surgimiento de movimientos de base que tenían como objetivo la justicia climática, como Fridays for Future, Ende Gelände o Extinction Rebellion, la conexión de estos grupos en el contexto de la justicia climática se volvió más importante”.
Lleva unos años. La Wiki remite a una nota de The Guardian de septiembre de 2020. “Estamos en una emergencia global que nos afecta a todes. Sin embargo, no todes están sufriendo las consecuencias de manera equitativa”, decía Greta Thunberg. Y la nota completaba: “Las protestas se enfocarán en MAPA, un nuevo término por ‘las personas y áreas más afectadas’, que les organizadores prefieren a frases anteriores como ‘sur global’.
Un momento, ¿qué?
Bueno, eso, que somos MAPA / PAMA. Más vale ir asumiéndolo.
Qué delgada la línea entre MAPA y las “zonas de sacrificio”.
4. Playa
Una playa es playa como un plato playo.
Me acordé de un texto de Evelin Heidel del verano pasado. Comentaba su experiencia editando el artículo dedicado a “Playa” en Wikipedia en español.
“Una de las cosas que me empezó a molestar más y más a medida que iba mirando el artículo es que todas las fotos eran de playas espectaculares y limpias y tropicales. Las playas del mundo se ven así de limpias solamente en verano, cuando pasan los camiones a recoger la basura que se va acumulando con la correntada. Y la mayoría de las veces ni con eso alcanza. (…)
Los sea beans (…) es como le llaman los yanquis a las semillas de deriva (es decir, a las semillas que son arrastradas por la corriente). (…) Nos largamos a caminar por la Isla del Padre [Texas]. A poco de andar me percaté de que ahí donde había pequeñas montañitas de microplástico seguramente también se podían encontrar las benditas sea beans. Porque el mar arrastra todo: las semillas pero también el plástico, el petróleo, los fertilizantes, y muchas otras cosas, como cadáveres. Tratamos a las playas y a los océanos como si fueran nuestros grandes basurales a cielo abierto. (…)
Pablo de Redes de la Tierra decía que el artículo de Montevideo ‘está escrito como un folleto turístico’. El artículo de Playa pecaba de lo mismo. Soy una aguafiestas, lo sé, llenando con fotos de pingüinos empetrolados y montañas de basura un artículo al que la gente quizás va a buscar fotos de ensueño”.
5. Microplásticos
Esta palabra estaba candidatéandose entre los borradores desde el número 38, de mayo pasado. Entonces la escuché en la radio, y leí que California estudiaba prohibir los “químicos eternos”, o PFA, de los productos para la primera infancia, que generaban residuos de microplásticos que chicos y chicas ingerían. Un poco después leí sobre un estudio alemán que decía que se habían encontrado subproductos tóxicos del plástico en el 97 por ciento de las muestras de sangre de un universo de 2500 niñes. Microplásticos: plásticos de menos de medio centrímetro de diámetro (o menos, según la clasificación), que no se degradan, solo se rompen en pedazos más pequeños que quedan contaminando el ambiente, el agua, los animales, las personas.
Hoy la palabra vuelve en este título: “Investigadores encuentran microplásticos dentro de bebés recién nacidos”. La nota remite a un paper publicado el 26 de enero en Environmental Health Perspectives: “Una perspectiva desde la salud infantil en nano y microplásticos”. Los nanoplásticos son la categoría que le sigue a los micro, que van de uno a mil nanómetros, la millonésima parte de un milímetro si no me perdí en la cuenta. Kam Sripada y un equipo internacional aseguran que a través de los microplásticos ingerimos ‘un cóctel de 40 mil químicos’. Desde el comienzo de la vida: “Recientemente, se descubrieron microplásticos en la placenta humana (Ragusa et al. 2021), en el meconio y en las heces infantiles (Zhang et al. 2021; Schwabl et al. 2019; Braun et al. 2021). Sin embargo, los impactos de la exposición a partículas de plástico durante las primeras ventanas de vulnerabilidad son casi completamente desconocidos.”
6. Turbocapitalismo
Encontré la noticia del arrastrero y la alfombra de peces muertos siguiendo un tuit de Unai Pascual, retuiteado por Juane Sala. Pascual cita la noticia publicada por The Guardian, que titula “Shock in France after giant trawler sheds 100,000 dead fish off coast” (“Shock en Francia después de que un gigantesco arrastrero arrojara cien mil peces muertos frente a la costa”). Y comenta: “Shocking? Turbocapitalism as its best” (“Turbocapitalismo en su mejor expresión”).
La palabra se explica sola. Aparentemente se la debemos a Edward Luttwak, quien en 1996 publicó Turbocapitalismo. Quiénes ganan y quiénes pierden en la globalización. Veinte años después salió otro libro con título similar: Turbocapitalismo, los maestros de la quiebra, escrito por Raphael Nagel, aparentemente un “arrepentido” tras trabajar muchos años como “especialista en reestructuración y refinanciación de deuda” en Deutsche Bank. Se refiere a “un capitalismo agresivo en el que la avaricia de los grandes capitales por ganar mucho dinero con muy poco esfuerzo ha perjudicado a gran parte de la sociedad”.
Aburrido, ¿no? Qué poco sexy seguir hablando del capitalismo, ya sé.
(Del título del Guardian me impresiona que se enfoque en el shock que sentimos las personas cuando vemos la muerte desde la playa: el famoso not in my backyard. Cuánto será lo que no vemos).
7. Entetanimiento
“Desde 1995, la sociedad desarrollada, tal como planteó Zbigniew Brzezinski — asesor de la Casa Blanca—, ha sido descrita bajo los parámetros del tittytainment, el cual sostiene que el 80% de la población es inútil y por lo tanto hay que alimentarla con “entretenimiento basura”. Este concepto que se extiende en Europa surge de la unión de las palabras inglesas titty y entertainment (pechos y entretenimiento). No carente de sentido sexual, tiende a traducirse como un sistema de amortiguación emocional. Comida y entretenimiento barato darán como resultado una sociedad que no piensa ni causa problemas, ocupada en temas banales”, dice Raphael Nagel en las primeras páginas de Turbocapitalismo, los maestros de la quiebra.
En español es casi mejor: “entetanimiento”, dice la Wiki.
Brzezinski acuñó esta palabra-valija (N68P08) durante la primera conferencia “State Of The World Forum“, en San Francisco, en 1995. Ahí estaban, entre otres, ex presidentes como Mijail Gorbachov, George W. Bush, Margaret Thatcher y otros poderosos como Bill Gates y Ted Turner. Y tres periodistas, entre ellos Hans-Peter Martin, quien después contó lo que vio en La trampa de la globalización. El ataque a la democracia y al bienestar (1997): “Según ellos, la sociedad de los dos tercios que los europeos llevan temiendo desde los años ochenta ya no describe el futuro reparto del bienestar y la posición social. El modelo del mundo del futuro sigue la fórmula 20 a 80. Se perfila la sociedad de una quinta parte, en la que los excluidos tendrán que ser calmados con entetanimiento.”7 Tomo la cita de la Wiki. En una nota al pie, se suma otra cita que desmiente la interpretación de Nagel: “Al decirlo, Brzezinski piensa menos en el sexo que en la leche que brota del pecho de una madre lactante” (Cap 1, “La sociedad 20:80”, pág. 11).
La versión en español debe ser de Carlos Fortea, el traductor de la edición de Taurus. ¿Por qué no “entetenimiento”? “Entretetamiento” le debe haber parecido demasiado.
8. Acedia
“El monje Juan Casiano, en un escrito del siglo V, es el primero en llamar la atención sobre la condición psicológica de muchos monjes en Palestina, Siria y Egipto en los primeros días del cristianismo, una condición que él llamó acedia (griego: akedia, indiferencia, falta de cuidado). Era un estado de letargo permanente, incapacidad para concentrarse en los objetivos de estudio o culto, agotamiento mental y espiritual, apatía, melancolía, letargo, dispersión o extravío del pensamiento. Evagrio Póntico llama a la acedia el ‘demonio del mediodía’, porque era al mediodía, con el sol alto e inmóvil, cuando los monjes estaban más inquietos en sus celdas, el día parecía durar 50 horas y sus vidas parecían no tener sentido. Casiano atribuyó la acedia a las condiciones monásticas de aislamiento social, encierro espacial y silencio monástico, una enorme privación que contrastaba con la inmensa tarea de acercarse a Dios. Posteriormente, la acedia se convirtió en uno de los siete pecados capitales, la pereza. Pero siempre fue mucho más que eso. Hoy será fácil asimilar la acedia al burnout, a la depresión, como en un período anterior se asimilaba al hastío. Pienso que tales designaciones, aunque correctas en sí mismas, son sólo la superficie del contexto en el que hoy es pertinente hablar de acedia. En mi opinión, la acedia es uno de los síntomas de esta nueva era, diferente según contextos y grupos sociales, condición que muchos sufrirán y que otros aprovecharán. No se trata de una época totalmente nueva (si es que eso era posible), sino de una acentuación cualitativamente diferente de las tendencias que se venían acumulando desde mediados del siglo pasado. (…) Esta transformación es epocal y reside existencialmente en la forma en que la pandemia externa se va metamorfoseando en pandemia interna. Los estratos más jóvenes quizás estén viviendo esta transformación con mayor intensidad. La acedia es la expresión de la dificultad de esta transformación.”
Boaventura de Sousa Santos, en La Diaria.
9. Nanas
“Medio color que se dan los cuicos con el nombramiento de Luz Vidal. Si las nanas supieran tan poco, ¿por qué tus papás eligieron una pa que te criara mientras se iban a esquiar el fin de semana completo sin vo?”, tuiteó @patty_nato el miércoles. “Todos los cuicos q conozco siempre te cuentan d esa nana q era como su familia, q los cuido un montón, q era la que mantenía la casa en pie; no entiendo xq les molesta tanto q la Luz Vidal sea subse si las trabajadoras del hogar han sido tan relevante n sus vidas. I wonder white”, tuiteó @paolohchuekitow el jueves. La palabra se multiplica desde el martes, cuando Gabriel Boric anunció como subsecretaria de la Mujer y la Equidad de género a Luz Vidal Huiriqueo. Las comunicaciones oficiales la describen así: “Trabajadora de casa particular con experiencia de más de 15 años trabajando con diversas familias en la RM [Región Metropolitana]. Ha sido dirigenta social, cofundadora de la cooperativa de mujeres mapuche Folil Araucanía”. Los medios agregan que es “mapuche, artesana y expresidenta del Sindicato de Trabajadoras de Casa Particular”. Las que llaman también “asesoras del hogar”, o simplemente “nanas”.
Cuando empezó la pandemia, en pleno estallido chileno, Luz Vidal trabajaba en una casa. “Mis empleadores me ayudaron a dimensionar la gravedad de lo que se venía, al cancelar ellos sus vacaciones que tenían programadas por el sudeste asiático durante febrero”, escribió en Le Monde Diplomatique. “Como organización comenzamos a ver la importancia de mantenernos informadas, ya que muchos de nuestros empleadores tienen la posibilidad de salir de vacaciones a todos esos lugares en los cuales se estaba dando la propagación de este virus”.
“Saben lo q pasa con Luz Vidal? Es q la mayoría de nosotras/os tuvimos una abuela q fue empleada y trabajó puertas adentro. La mía a los 9 años estaba cuidando niños de otros. Entonces se siente como justicia”, tuiteó Daniela Carvacho.
“Con el nombramiento de Luz Vidal en la subsecretaría de la mujer las nanas van a salir más caras”, tuiteó @nicolaevna. Quizás ese sea el objetivo.
Nana me suena a nanai.
10. Siguro
Carolina Katz, amiga, lectora y colaboradora de esta cartita, trae una palabra que también viajó por el mar durante siglos, sin degradarse del todo pero cambiando en el camino. En un correo que lleva como asunto “a seguro se lo llevaron preso”, me cuenta que lo que hace veinte años llamábamos “navegar por internet” (con los navegadores, ¿te acordás?) la llevó a islas lejanas: se encontró con el tagalo, la lengua que se habla en las Filipinas. “Leí en diagonal la entrada de wikipedia sobre el idioma y me detuve en la influencia del castellano”, cuenta. Leerla me recuerda el asombro que me provocó una película filipina cuando noté que entendía algunas palabras: los números, por ejemplo. Al final las Filipinas se llaman así por Felipe II de España; más colonial no se consigue. Pero igual en el viaje cada lengua hace lo suyo. “La adopción de palabras de otro idioma generó que ciertas palabras hayan cambiado de significado. Por ejemplo ‘siguro’ (del ‘seguro’ castellano), que en tagalo significa ‘quizá’”.
Justicia poética para maremotos.