6. Aleph

La nubada mañana de noviembre en que Diego Maradona murió, después de una imperiosa agonía que no se rebajó un solo instante ni al sentimentalismo ni al miedo, noté que las carteleras de fierro de la Plaza Constitución habían renovado no sé qué aviso de cigarrillos rubios; el hecho me dolió, pues comprendí que el incesante y vasto universo ya se apartaba de él y que ese cambio era el primero de una serie infinita.
(Dijo Héctor Gambini en Clarín: “Su nombre es un aleph borgeano de la argentinidad. El punto donde se concentran todos los puntos. La caja Maradona contiene y repele, cobija y expulsa, pero siempre les recuerda, a los argentinos que se asoman a ver, quiénes son”).