“Me caigo, me caigo, me voy a caer”, decía Álvaro Carrión, el protagonista de El corazón helado, cuando sentía la Tierra girar bajo sus pies al mirar a Raquel Fernández Perea. Decía, también, que nunca se había sentido más vivo.
El muerto al hoyo y el vivo al bollo, le decía su amigo Fernando a Álvaro.
Hubo un año en que llevé a mis hijas a natación cada sábado a la mañana. Tenía una hora para mí, entre el vapor caliente que se condensaba y mojaba las sillas. Ahí leí, durante diez meses, una hora por semana, El corazón helado (recién el final violé las reglas de mi propio juego y me abalancé en casa). Pasaron varios meses hasta que me di cuenta de que les había ido asignando a las personajas de la Guerra Civil Española las caras de las maestras de natación. A todas menos a la principal, Raquel Fernández Perea. Descubro ahora, azorada, que siempre tuvo para mí la cara y el cuerpo de la actriz española Ariadna Gil, la protagonista de la película Malena es nombre de tango: otra protagonista de Almudena, fuerte, caótica, deseante.
El corazón helado comienza con un entierro. Parece mentira que la vida nazca, y parece mentira que termine. Siempre me pareció inverosímil Almudena Grandes, tan grande que en plural: ¿cómo va a ser que una mujer tenga tantos universos en sí, y los expanda y los comparta? Tantas almas, tantas penas, tantas alegrías, tantas contradicciones, tanta risa, tantas crueldades, tantos deseos (Lulú, por favor). Tanta variedad de matices de la emoción.
Leo que el nombre “Almudena” es árabe: “proviene de la palabra «al-mudayna», que significa «ciudadela», y que era el antiguo recinto militar amurallado que ocupaba la colina sobre la que ahora se asientan la Catedral y el Palacio Real de Madrid”. Corazón de Madrid. Ciudadela. Y a mi oreja le suena más bien Al mundana, invitación al mundo, Al mudanza, en cambio constante.
Siempre al bollo, siempre a la verdadera vida.
Mes: diciembre 2021
2. Issa Munkaila
Quizás Almudena se haya entristecido con esta noticia de muerte en Madrid. “Un manto de silencio cubre la muerte de Issa Munkaila, abatido en Madrid por disparos de la policía”, tituló El País el 23 de noviembre. Y en el copete: “La jefatura policial no ha difundido nota de prensa, no ha mostrado el cuchillo que llevaba el inmigrante, ni ha aclarado dónde impactaron los cuatro disparos que le mataron”.
Destaca el periodista Fernando Peinado: “Que una persona muera en las calles de Madrid por disparos de policías es un suceso muy poco frecuente, pero pasó el 5 de noviembre y la Policía Nacional reaccionó con extraño silencio. Este cuerpo envía notas de prensa casi a diario, a veces sobre intervenciones menores como arrestos de ladrones en las taquillas de un gimnasio, pero no consideró necesario hacer lo propio en este caso. Tampoco se publicó nada en las redes oficiales donde sí se informó ese mismo día del rescate de varios camellos que se habían escapado de un circo. No han precisado cuántas veces dispararon ni han querido que se conozca la identidad del fallecido del que han dicho que ‘no tienen el nombre completo’. Han informado de que se llama Issa M., que era subsahariano y que tenía unos 40 años. Tampoco hay fotos de él.” Solo un nombre árabe.
En el párrafo siguiente, se revela:”El fallecido es Issa Munkaila, según le dice a este periódico la Embajada de su país, Ghana. (…) Llevaba un tiempo viviendo en las calles y tenía problemas mentales.”
3. Migrantes
Mientras tanto, en el Atlántico siguen contando cadáveres. “Las muertes en el mar de migrantes que buscan llegar a Canarias bate su récord histórico en 2021”, tituló Europa Press, y así nomás lo levantaron unos cuantos medios. Mar de migrantes. Apropiado.
Según números de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), del 1 de enero al 3 de diciembre de este año se contaron 937 personas que se ahogaron tratando de llegar de África a las islas Canarias, españolas; 80 eran menores, y 214, mujeres. La cifra se computa desde 2014, cuando se ahogaron 29 personas; en 2017 fueron 169; en 2020, con pandemia, 877.
“Podría decirse que la gran diferencia entre exilio y emigración es que uno se exilia de un lugar; en cambio uno emigra a un lugar. Es un problema de preposiciones. Y ahí está toda la diferencia”, dice Martín Caparrós en una entrevista publicada este sábado. Me quedo pensando en migrar, inmigrar, emigrar. Les migrantes, sin prefijo, parecen no salir de ni llegar a: sin ancla ni antes ni después, de ningún lugar, hacia andá a saber dónde. En tránsito perpetuo.
4. Inmigracionalismo
El mismo año en que la OIM empezó a contar muertes en el Atlántico, una organización se puso a monitorear las noticias sobre quienes migran. “Red Acoge ejecuta desde el año 2014 el proyecto Inmigracionalismo, con el objetivo de mejorar el tratamiento mediático de las migraciones. Para ello y cada año, contamos con un equipo multidisciplinar de profesionales encargados de analizar las informaciones sobre migración publicadas por medios impresos españoles, pero también de formar y sensibilizar a los agentes clave del proceso de comunicación, con el afán de promover la generación de un discurso libre de odio, estereotipos y prejuicios hacia las personas migrantes”, se explica en el sitio de Red Acoge, donde presentan su informe 2021. En su cuenta de Twitter comparten análisis de noticias; por ejemplo, alertan sobre el uso de formas despectivas como MENA (N38P06) o simpapeles (N61P06).
Tardé en entender el término: pensé que unía “inmigración” y “nacionalismo”. Pero no: marca el ayuntamiento de Barcelona que es “el sensacionalismo antiinmigración en los medios de comunicación”. Explican: “Las palabras inmigración y sensacionalismo por separado tienen un significado claro para todo el mundo, pero desde 2014, la Red Acoge decidió juntarlas en una única palabra: ‘inmigracionalismo’. Este neologismo se refiere tanto al sensacionalismo existente en las noticias sobre inmigración, como a la manipulación informativa que se ejerce sobre la inmigración, tendente a producir miedo, odio o confusión.”
No soy la única confundida, parece. Buscando el término en Twitter, encuentro un uso divergente en 2019, en Chile. “Esto [un aumento de personas extranjeras autorizadas para votar] está pasando en Uruguay y lo q está esperando pronto la izquierda chilena: masa votante migratoria! #inmigracionalismo”.
5. Colchane
“Mujer migrante fue hallada muerta en Colchane: Es la 19a víctima fatal de la crisis”, tituló el miércoles el sitio chileno Cooperativa.
Busco Colchane: bien arriba en el norte Chile, pleno altiplano. Tiene un paso fronterizo asociado al pueblo boliviano de Pisiga, cerrado por pandemia. Población: 1629 habitantes. Ciudad más próxima: Iquique, 235 kilómetros.
En la Wiki sale “Crisis migratoria 2021”. “El 1 de febrero de 2021, ante la llegada de 300 inmigrantes en situación irregular, la mayoría de origen venezolano, se activa la alarma por parte del ejército chileno. El 2 de febrero el alcalde Javier García Choque hizo un llamado público al presidente boliviano (…). Además, se confirmó el fallecimiento de dos personas que al parecer sufrían infección por SARS-CoV-2. Al 3 de febrero se confirmaba un número mayor a 1500 migrantes pernoctando en las calles (…) Para septiembre, una segunda ola de inmigrantes genera nuevamente el colapso (…)”.
El 6 de febrero, BBC publicó un artículo sobre Colchane. Decía que las personas muertas, posiblemente de frío, eran una venezolana y otra colombiana. “Estamos viviendo una de las peores crisis humanitarias”, declaraba el alcalde, Javier García Choque. “Nos encontramos hoy día con 1.800 inmigrantes. (…) Se ha producido un colapso sin precedentes en el poblado. Esta ola incluye 235 niños, que están ocupando todos los espacios públicos. La comuna no tiene electrificación las 24 horas, supermercados ni red de alcantarillado. Un consultorio que diariamente atiende a 30 personas ayer atendió a 260 pacientes”.
BBC asegura que el 72% de las personas que entraron a Chile por pasos no habilitados en la pandemia son venezolanes, según datos del Servicio Jesuita a Migrantes. Su director, Waleska Urreta, afirma que son “víctimas de verdaderas bandas dedicadas al tráfico”.
“Ahí mismo es donde Kast propone crear una zanja para impedir su paso”, tuiteaba Leticia Martínez el miércoles. “Una zanja de tres metros de profundidad, con cercos”, propone el candidato a presidente.
6. Etimología
“Trabajamos con un concepto amplio de etimología. No solamente con la intención de buscar el significado original, etimológico de las palabras, esta idea de por qué y de dónde viene ese significado que se le atribuye a la palabra, sino también cómo se da ese proceso, dónde ocurre, entre quiénes se da este tipo de significado”, explicó Martín Tapia Kwiecien, investigador de la Universidad Nacional de Córdoba, durante la Mesa 26 del II Encuentro Internacional: derechos lingüísticos como derechos humanos en Latinoamérica “La furia de la lengua”, el viernes 26. Presentaba el trabajo “Creación léxica y resemantización: etimología de algunas palabras vinculadas con la crisis argentina de 2001. Estudio de corpus”, junto a Beatriz Carina Meynet. “Hablamos de etimología en sentido amplio”, agregó ella. “Yo me podría ir a buscar al latín el étimo de ‘corralito’, pero no tendría ninguna relevancia en relación a por qué y cómo empieza a significar lo que significa en Argentina a partir de 2001. (…) A veces la gente puede pensar que uno se ocupa de cosas muy de la lengua, de las palabras, desapegado de lo social. Imagínense esto con la etimología, que ya tiene un tufillo a viejo, de viejos y de palabras viejas”. Tapia agregó: “Trabajamos la resignificación”.
Después su exposición, en torno a la puesta en circulación y construcción de sentidos de “corralito” y “cacerolazo”, Julieta Straccia, Lucía Bregant y Bibiana Castillo Benítez, del Observatorio de Neología de la Universidad Nacional de General Sarmiento, presentaron “Corralito, cacerolazos y asambleístas: la creatividad léxica en tiempos de crisis”. “Para mí lo que ustedes hacen es etimología”, les dijo Carina Meynet al final. “Trabajar el cambio semántico, y cómo se van resemantizando las palabras, es eso,”. coincidió Julieta Straccia. Para mí era casi casi análisis del discurso.
Otra lingüista, María López García, me escribía el martes: “Nos metiste a todos en este vicio de las etimologías del acá y ahora”. Muy honrada.
7. Web3
Todo el mundo habla de la Web3. Va en la serie con las famosas Web 1.0 y Web 2.0; no entiendo qué pasó con ese .0 en fuga.
La Wiki define a la Web3 como “una versión de internet que es descentralizada y basada en tecnologías de pares como blockchain”. El término (originalmente Web 3.0, sí) lo inventó en 2014 Gavin Wood, co-fundador de la cadena de bloques Ethereum. Dice Wired: “Para los creyentes, la Web3 representa la siguiente fase de Internet y, quizás, de la organización de la sociedad. La Web 1.0 fue la era de los protocolos descentralizados y abiertos, en la que la mayor parte de la actividad consistía en navegar por páginas web estáticas individuales. La Web 2.0, que estamos viviendo ahora, es la era de la centralización, en la que una gran parte de la comunicación y el comercio tiene lugar en plataformas cerradas propiedad de un puñado de empresas superpoderosas -Google, Facebook, Amazon- sujetas al control nominal de los reguladores gubernamentales centralizados. Se supone que Web3 liberará al mundo de ese control monopólico”.
Dice Scott Rosenberg en Axios: “Desarrolladores, inversores y pioneros imaginan un futuro en el que las tecnologías que permiten Bitcoin y Ethereum acabarán con el poder concentrado que ejercen los gigantes tecnológicos actuales y darán paso a una edad de oro de poder individual y libertad empresarial. (…) La Web3 pretende reorganizar la economía en torno a los activos digitales: nuevas monedas, tokens y formas de propiedad (como los NFT) garantizadas por las matemáticas en lugar de la ley, la costumbre o la fuerza”.
Sostiene que está ganando momentum, impulsada, entre otras cosas, por la movida de Facebook hacia Meta y el metaverso y grandes inversiones de Andreessen Horowitz.También está el hardware; si la Web1 fue de computadoras personales y la Web2 de móviles, ¿qué viene? Apuestan a las lentes de realidad virtual.
Un ejemplo: En China, Matters, una red de publicación descentralizada basada en blockchain, vendió 1500 NFT que permiten lanzar sitios incorporados a Ethereum, asegura Protocol China.
“La idea de la web 2.0 era ‘construir websites sociales y pensar después en la parte de la plata. Ahora es “construyamos lo económico y después busquemos algún uso no especulativo”, tuiteó Maciej Cieglowski. “Es un juego de legos donde cada lego es también un casino no regulado, un esquema Ponzi y un kit de ransomware”.
Dicen que hay una guerra cultural entre la Web 2.0 y la 3; se acusa a la 3 de “reimponer la escasez artificial en la cultura”.
Éramos poques y tuiteó Elon Musk: “la Web3 suena a sarasa”.
8. Cristomonedas
Esto es una pavada que me causó gracia.
Al final, todo sistema monetario es una cuestión de fe. Por algo se habla de monedas fiat: fiat lux.
9. Subdivx
Y hablando de batalla cultural: el martes fue un día de luto y furia para muches en la burbuja digital hispanohablante. Cerraba subdivx, uno de los principales sitios para bajar subtítulos gratis, producidos por una comunidad distribuida. Un emblema del sueño de la primera Web 2.0, la del espejismo de la democratización, antes de que Facebook y Google se lo fagocitaran.
“Hola amigos. A nadie le gusta dar malas noticias, pero lamentablemente tengo que informarles que a fin de año, cerraremos el sitio definitivamente”, decía en la home. “Me gustaría poder mantener subdivx abierto mil años más, pero no puede ser. Los dueños de los derechos no se dan por vencidos, y seamos realistas, al final siempre ganan. Descárguense los subs mientras puedan. Gracias a todos los creadores por el aguante, fue lindo mientras duró…”. (Cerrar el sitio, como si fuera una fábrica física, un local). Y seguía: “Si se quieren descargar con alguien, pueden hacerlo con https://twitter.com/comeso_GmbH que es quien nos viene denunciando hace años y con la empresa de hosting que son unos cagones https://estruxture.com”.
Dolor y puteadas en las redes. “Lo increíble es que tengan derechos (las empresas), sobre traducciones que no hacen. A un paso del crimental orwelliano”, tuiteó Rodolfo Rico. “Criminal es perseguir a gente que labura haciendo traducciones gratis para encerrar ese bien intangible que colectivizan en relaciones de propiedad con gente que gana guita en serio”, contestó @Librenauta. Hasta Hernán Casciari se lamentó: “Cierra SubDivx, una web que nos mejoró la vida durante muchos años. Mi relato «Los justos» hablaba de ellos:”. El chiste de ese texto, una oda a la cultura libre, es que reescribe un poema de Borges.
Subdivx arrancó en 2002, mucho antes de Netflix y compañía, cuando las películas se bajaban con torrents p2p, de computadora a computadora. Pero el sistema siempre fue precario, y se hizo patente de golpe: el consumo cultural de cientos de miles dependía de la energía de una sola persona para resistir embates legales (y un costo de 400 dólares por mes, como cuenta aquí). No es lo único que funciona así: el viernes, en el Congreso Argentino de Ciencia Abierta y Ciudadana, Evelin Heidel remarcaba que buena parte de la producción científica del mundo depende “de que no metan presa a una joven en Kazajastán”: Alexandra Elbakyan (N36P03), la responsable de Sci-Hub.
El miércoles, @deifar, quien creó y mantiene subdivx, subió un mensajito: “Bueno, me convencieron, seguimos… cualquier cosa me escriben en @deifar”. Alivio. Pero qué fragilidad.
10. Realidad
Seamos realistas, decía @deifar, al final siempre ganan.
Me acordé de algo que leí de Flavia Broffoni en Anfibia. “Una vez escuché a Moira Millán contar que el término ‘realidad’ tiene su génesis en las decisiones que tomaban los reyes para resolver una disputa entre dos versiones contrapuestas sobre un mismo hecho. La resolución frente al conflicto se convertía entonces en La Realidad. Algo así como una historia guionada por quien posee legitimidad de origen, en aquel caso divina, para relatarla”.
Hermoso cuento, lástima que no sea cierto (en las redacciones se decía: “que la realidad no te impida contar una buena historia”). Según Joan Corominas, “realidad” viene del latín realitas, que a su vez viene de res, cosa. La realidad de las cosas, de lo material, frente a las no-cosas (N62P08), el metaverso (N34P01) y la mar en coche.
La historia de Millán es lo que Carina Meynet y Martín Tapia Kwiecien, les etimoladores, llaman “falacias etimológicas”. Pero que sea falsa no la hace menos convicente.
Las derivaciones de las palabras latinas res (cosa) y rex (rey) fueron convergiendo hasta tejer estas confusiones. En mi primer trabajo para la facultad, sobre el inicio de Cien años de soledad, le daba vueltas al signo “real”: José Arcadio Buendía pagaba treinta reales para conocer el hielo, y así abría nuevas realidades. Recién hoy busco y encuentro que la homonimia entre la moneda validada por el rey y el adjetivo “real” es mera coincidencia.
Otra palabra que siempre me impresionó es “realistas”, que en los libros de historia argentina nombra a los soldados de la corona española. Tardé años en entender que la lucha no era entre realistas y utópicos, sino entre monárquicos e independentistas.
Más allá de la falacia etimológica, Millán no iba desencaminada. Se sabe que la noción de realidad es bastante discutible, y que el poder -y la palabra- no le son ajenos; “la cuestión es saber quién manda”, en términos de Humpty-Dumpty.
O cuestionárselo. Seamos realistas, pidamos lo imposible.