Como si supiera que la palabra me persigue Iván Ullmann afirma antes de tomarse el avión a Qatar: “El mundial se inventó para sufrir”. Eso lo mamé viendo partidos con mi viejo, pero después descubrí que el sufrimiento es un protagonista más. Basta con escrolear las noticias. Scaloni: “Te emocionás y te tomás el partido de una manera que es difícil de explicar, porque la familia sufre y los amigos sufren. Es difícil entenderlo en otra cultura. (…) Esta camiseta, pesa mucho más”.
Mascherano llorando porque no lo lograron, Messi errando el penal ante Polonia.
Mi prima Adriana por WhatsApp: “Después que perdimos contra Arabia, me enfermé, cómo sufrí en ese partido. Y mirá que yo tengo experiencia porque con Boca se sufre siempre. Además, estoy indignada: nadie mira el mundial en Washington, vivo en un país de sequía futbolística y es un desastre”. Como escribió Cicuta en Twitter: “Compartir el sufrimiento por lo menos lo hace más llevadero.”
También hay otros sufrimientos en este mundial 2022: “Personas de todo el mundo comparten el deseo de que la FIFA actúe y repare el sufrimiento de los trabajadores inmigrantes en Qatar”, afirmó Lisa Salza, responsable de Deporte y Derechos Humanos de Amnistía Suiza.
La teoría del sentido del sufrimiento de Max Scheler (1874-1928) propone que cuando se experimenta algún tipo de dolor mental o físico, debe servir para algo, tener algún sentido. Dolor y sufrimiento aparecen de la mano.
Di María habla con emoción infinita y el maldito vuelve a aparecer: “Mi mujer en la videollamada (…) le mostraba el celular a la gente, acá está, les decía, acá está, sinceramente fue una locura total (…) de tantos años de sufrimiento, poder darle la copa y decirle ya está, lo logré.”
Pero Laura Devetach y su poesía pueden ayudarnos cuando el dolor y el sufrimiento avanzan:
“¿Cómo vamos a vencer el dolor / si no es con la alegría? […] Y me diré / y te diré / empecinada / y a la vez perpleja ante mi misma / pero vamos / no me vas a decir / que no existe la alegría.”
Por Daniela Azulay