Otra hispánica. La Real Academia Española, que “limpia, fija y da esplendor”, inauguró el martes 27 un Observatorio de palabras. Ofrece “información sobre palabras (o acepciones de palabras) y expresiones que no aparecen en el diccionario, pero que han generado dudas: neologismos recientes, extranjerismos, tecnicismos, regionalismos, etc”. Se avisa: “Esta información es provisional, pues no está contemplada en las obras académicas, por lo que puede verse modificada en el futuro. La presencia de un término en este observatorio no implica que la RAE acepte su uso.” Pero con aclaración y todo, hizo ruido que apareciera entre los primeros términos “elle”, así: “El pronombre elle es un recurso creado y promovido en determinados ámbitos para aludir a quienes puedan no sentirse identificados con ninguno de los dos géneros tradicionalmente existentes. Su uso no está generalizado ni asentado”.
No pienses en fantasmas. No existen. El uso de pronombres fantasma no está generalizado ni asentado.
A pesar de esta definición en puntitas de pie, con subjuntivos y advertencias, el reconocimiento de “elle” por la RAE rebotó en todo el mundo hispanohablante. Tanto que, a última hora del jueves, la palabra ya no estaba en el Observatorio. Cuando la periodista mexicana Paulina Chavira le preguntó a la RAE por esto, le respondieron: “Debido a la confusión que ha generado la presencia de «elle» en el «Observatorio de palabras», se ha considerado preferible sacar esta entrada. Cuando se difunda ampliamente el funcionamiento y cometido de esta sección, se volverá a valorar.” Una entrada espectral.
Según la Wiki, “elle” fue propuesto por primera vez por la bloguera británica Sophia Gubb en 2013.
Es llamativo que la RAE pruebe la temperatura del agua con “elle”, en singular, y no con “elles”, en plural, mucho más extendido como reemplazo del masculino genérico. O quizás no.
Dijo hace dos años el tuitero YoHernito: “«Nosotres» no existe (La RAE). La RAE no existe (Nosotres).”