“Que las mujeres finalmente seamos ciudadanas de primera en este mundo, con derecho pleno sobre nuestros cuerpos, no es un cambio que impacta solamente en nuestra salud, sino también en nuestra forma de ser y estar en esta sociedad, en nuestra forma de ser y estar en este mundo”, decía Noelia Barral Grigera ayer en el editorial de Pasaron Cosas, por Radio con Vos. “El feminismo interseccional es el inicio de un efecto mariposa que lleva décadas (…), que no sabemos dónde termina. Muchas y muchos creemos que puede terminar provocando cambios profundos en el sistema de acumulación capitalista.
(…) Hay algo que dice una economista que yo conocí por Mercedes D’Alessandro; se llama Heather Boushey, hoy está seleccionada para integrar el gabinete de Joe Biden. Dice que las mujeres que se hacen cargo de los trabajos no remunerados y de la reproducción obligada de la fuerza de trabajo son un socio indispensable para el capitalismo.
Hacemos los trabajos indispensables para que el sistema funcione sin ningún tipo de retribución.
Hacemos los trabajos indispensables para sostener al sistema sin ningún tipo de retribución.
Pero ¿qué pasa si un día decidimos no ser más ese socio estratégico de un sistema desigual y excluyente? ¿Qué pasaría si logramos para nosotras mismas la libertad de ser dueñas de nuestro cuerpo, ser finalmente ciudadanas de primera, y no trabajar más gratis al servicio de la reproducción de un sistema injusto? Pregúntenselo”.