Se dijo mucho en estos días: no hay palabra en inglés para “golpe de estado”, lo que básicamente implica que para el mundo anglosajón, los golpes son costumbres bárbaras, que siempre ocurren en países lejanos, con otras lenguas. Ya que hablamos de anglocentrismo.
Cuando una horda (a mob, decían: mafia, turba, muchedumbre, banda, patota, gentuza, chusma) tomó por asalto (stormed, decían, qué palabra hermosa, caer como tormenta) el Capitolio, gran parte de la prensa en lengua inglesa tuvo que salir a buscar este préstamo lingüístico para dar cuenta de la dimensión de la amenaza del trumpismo. Las búsquedas de “coup d’etat” en Google alcanzaron los picos más altos desde 2016. Según tuiteó Merriam-Webster, las palabras más buscadas el miércoles fueron, en este orden: “sedition, coup d’état, coup, fascism, capitol, breach, insurrection, racism, treason, anarchy, putsch, terrorism and riot”. “Sedition” e “insurrection” fueron usadas por Biden, el presidente electo. “Putsch” es interesante: la versión en alemán, hitleriana, de golpe.
Los analistas no se privaron de marcar que esta barbarie no era propia, sino prestada. “This looks like a real coup d’etat we see in developing nations or in our Latin American neighbors” (“Esto parece un verdadero golpe de estado (como) vemos en los países en desarrollo o en nuestros vecinos de América latina”), dijo Alvin Tillery Jr., director de Northwestern’s Center for the Study of Diversity and Democracy, según recoge USA Today. “It’s surreal, I feel like I’m talking to a correspondent reporting from, you know, Bogota” (“Es surreal, siento que estoy hablando con un corresponsal que reporta desde, vos sabés, Bogotá”), dijo al aire el periodista de CNN Jake Tapper al escuchar las noticias de Washington. Le respondió Manuel Rueda, corresponsal en Bogotá: “Lamento decirte que no hemos tenido turbas asolando el Congreso por varias décadas, pero si pasa algo te aviso”.