El miércoles, la Cámara de Representantes aprobó el segundo impeachment a Donald Trump. Es el único presidente de Estados Unidos que pasó por este procedimiento dos veces (Andrew Johnson y Bill Clinton lo sufrieron una vez, en 1868 y 1998).
Se preguntó en redes, “¿no hay una palabra en español para impeachment?” Claro que sí, aunque son dos: “juicio político”. Es la que se usó para sacar de su cargo a varios presidentes latinoamericanos, como Alan García, Alberto Fujimori, Pedro Kuczynski y Martín Vizcarra en Perú, Abdalá Bucaram en Ecuador, Carlos Andrés Pérez en Venezuela, Fernando Lugo en Paraguay, Fernando Collor de Melo y Dilma Rousseff en Brasil. Es la eterna amenaza de todas las oposiciones, el mecanismo previsto para echar a quien preside si no cumple las condiciones mínimas de su tarea. La Wikipedia propone “proceso de destitución”; porque el impeachment es el proceso mismo, independientemente de su resultado (Clinton fue absuelto y siguió gobernando; Rousseff fue destituida).
¿Por qué será que tantos medios usan impeachment como intraducible? A mí me gusta la palabrita porque fantaseo que esconde un durazno (peach). “Induraznización”, inhabilitación para duraznizar: Es como sacarle el bocado más jugoso del verano a quien abuse de su cargo. Supongo que para quien disfrute el poder, será como un mordisco. No más durazno para usted, no está a la altura.
Según la Wiki, proviene del inglés medio empēchement: ‘estorbo’, ‘impedimento’, ‘obstáculo’, ‘acusación legal o cargo’, ‘acto de cuestionar’. Vendría del francés antiguo empechement, empeechement, ‘obstáculo’, de empeechier ‘encadenar, obstaculizar’, empescher ‘inhibir, prevenir’ + –ment. Se remonta al latín tardío impedicāre ‘atrapar, enredar, encadenar’ a partir de im- + pedica ‘grillos, grillete, lazo, trampa’, de pēs ‘pie’, en última instancia, del protoindoeuropeo *ped– ‘pisar, caminar’. En resumen, sería la acción (-ment) de impedir (im-) andar. Detener: alto ahí, no va más, hasta acá llegaste.