Hay desastres naturales y hay desastres humanos y hay lo que llaman “un accidente esperando para pasar”. En Rosario, el fiscal Luis Schiappa Pietra advierte sobre una “bomba ambiental”: en la Petroquímica Bermúdez, ex Electroclor (cerrada desde 2013), hay residuos tóxicos, y la ONG Taller Ecologista denuncia que faltan 850 tubos de gas cloro, una sustancia usada como arma química en la Primera Guerra Mundial. Sospechan que el dueño, Sergio Taselli -procesado en la causa de los cuadernos, cerrador serial de empresas-, podría haberlos enterrado ilegalmente.
“Es una bomba de tiempo, está en riesgo la salud de la población. El Estado debe actuar de manera urgente”, decía la ONG en diciembre de 2016. La alerta se había encendido tras evacuar a trabajadores de una empresa cercana con ardor en los ojos y dificultad para respirar: síntomas de que había un escape de gas cloro. Recién en 2018 allanaron la fábrica; en el suelo y el agua freática se encontraron cloroformo, tetracloruro de carbono, tricloroetileno, benceno, mercurio y lindano (Gammexane, el insecticida hoy prohibido, que se fabricaba allí). También se encontró enterrado asbesto -cancerígeno- y bombonas con cloro. No había ningún tratamiento para esos residuos, que podrían estar filtrándose a las napas. En Bermúdez y San Lorenzo, los índices de muerte por cáncer son mucho más altas que la media.
Taselli fue acusado por delitos ambientales, pero en 2019 el fiscal Juan Carlos Ledesma cerró la causa. “Es la instrucción de mi superior”, dijo aludiendo al ex jefe de los fiscales de Rosario Patricio Serjal, hoy preso por cobrar sobornos.
Ahora la situación empeoró: faltan los 850 tubos de gas cloro. “Desaparecieron”, dijo el fiscal. “Detectamos que de noche entraban y salían camiones de la planta”, dijo Cecilia Bianco, de la ONG. Según un informe que consta en la causa, el escape de gas de uno solo de esos tubos haría necesario evacuar Capitán Bermúdez, Granadero Baigorria y el norte de Rosario.