Otra vez perdón si me pongo reiterativa. No soy yo que tengo una fijación con la desigualdad; es el mundo. Mientras los fondos de inversión jugaban al vóley con miles de millones de dólares asociados a empresas sin ningún valor real -elefantes voladores-, Oxfam difundió que en noviembre las mil fortunas más grandes del mundo ya se habían recuperado del impacto de la pandemia, y están creciendo otra vez (en su mayoría, en manos de hombres blancos). “Su riqueza conjunta asciende ahora a 11,95 billones de dólares, lo que equivale a la suma que los Gobiernos del G20 han movilizado para responder a la pandemia”, aseguran en el informe El virus de la desigualdad.
En cambio, para les demás podría llevar una década recuperarnos. Así dice Oxfam, pero me parece un promedio un poco forzado: no hay que ser Einstein para entender que es una estadística, donde a alguna gente le llevará menos y a muchísima, más.
El otro datazo del informe es que con lo que aumentaron las fortunas de los DIEZ milmillonarios top desde que empezó la pandemia -540 mil millones de dólares- alcanzaría para financiar no solo vacunas para todo el mundo, sino también para que nadie cayese en la pobreza por el COVID. (Otra vez: Elon Musk, Jeff Bezos, Bill Gates, Bernard Arnault, Mark Zuckerberg, Warren Buffet, Zhong Shanshan, Larry Page, Sergey Brin, Larry Ellison).
Entre otras cosas, Oxfam llama a los gobiernos a “enfrentarse a los intereses de las empresas farmacéuticas e insistir en la necesidad de garantizar un acceso libre a todas las patentes y tecnologías pertinentes” para combatir la pandemia (N21P06), y a cancelar los pagos de deuda externa para permitir “a los países pobres movilizar 3000 millones de dólares al mes, que podrían invertir en garantizar atención médica gratuita para todas las personas”.
¿Aburrido? Y sí. Esto está normalizado. Pobres hubo siempre, los ricos siempre ganan, venga ese meme.
Lo pide Oxfam, lo pide AOC: Tax the rich – Impuestos a los ricos.