YInMn es un nuevo azul (y no es el de los calzones de Navalny). Lo venden como el primer azul descubierto en más de 200 años, desde el cobalto. Pero momento: los azules no se descubren, son un continuum. Lo que hay ahora es un nuevo pigmento disponible comercialmente. Un pigmento: “Un material que cambia el color de la luz que refleja o transmite como resultado de la absorción selectiva de la luz según su longitud de onda”. Una cosa física con una composición química particular que produce el efecto visual de un color. En este caso, es itrio (Y), indio (In) y manganeso (Mn). De las letras que identifican los elementos sacaron el nombre, como si fuera un autoservicio de pueblo. Hay que conceder que suena misteriosamente oriental, como el nombre de una dinastía con jarrones (azules).
Aquí muestran cómo lo hacen; lo llaman azul YinMin u Oregon, y le ponen -oh- música de cliché chino.
Fue descubierto por casualidad, el cliché de la serendipia: un científico en un laboratorio busca una cosa y encuentra otra (es el caso de la famosa pastillita azul, el Viagra). Le pasó a un químico de la Universidad de Oregon, Mas Subramanian (¡qué nombre maravilloso! Munirpallam Appadorai Subramanian, en realidad) y a su entonces alumno Andrew Smith. Estaban calentando óxido de manganeso a 1200 grados, buscando materiales para electrónica, cuando dieron con un color nunca visto. Aquí lo cuenta Mas: “A new colour comes out of the blue”.
Fue en 2009; en 2012, la universidad patentó el pigmento (!). En 2016, Shepherd Company compró la licencia para producirlo. En 2017, la Agencia de Protección Ambiental (EPA) de Estados Unidos lo aprobó para uso industrial; Crayola lo usó en un nuevo crayón, que llamó Bluetiful; pero no llegaban las pinturas para artistas, y brotó el mercado negro del azul en Etsy.
Recién en mayo se aprobó para uso general; en julio se empezó a producirlo a demanda.
Cuesta seis veces más que otros colores: 179,40 dólares por un tubito de 40 mililitros. Quien quiere azul, qué tul.