Mientras tanto en Nigeria, un grupo de delincuentes entró por la fuerza a la Escuela Secundaria de Ciencias del Gobierno de Jangebe, en el estado de Zamfara, y secuestró a 279 alumnas de entre 12 y 17 años. Fue el viernes 26; las chicas vivían allí, ya que la escuela funciona como internado. El motivo del secuestro fue económico: pedir rescate. Como quien roba un banco. El 2 de marzo, todas las chicas fueron liberadas y quedaron bajo la custodia del gobierno, que las reunió con sus familias en un acto formal el miércoles. Como el acto se demoraba porque los políticos estaban haciendo discursos y se venía la noche, las familias empezaron a tirar piedras, la policía respondió con gases lacrimógenos y abrió el fuego, hubo al menos un muerto –algunas fuentes dicen que fueron cuatro– y el gobierno del estado declaró toque de queda en todo el municipio. También cerraron el mercado, argumentando que había “pruebas firmes” de que allí se respaldaba a los bandidos secuestradores.
Esta práctica de secuestro extorsivos masivos en escuelas se está haciendo frecuente en Nigeria. Una semana antes, en el estado de Níger, habían secuestrado a 27 estudiantes de una escuela junto a 15 familiares y personal educativo. En diciembre, 344 niños habían sido secuestrados en una escuela del estado de Katsina. En todos los casos, las víctimas fueron liberadas y el gobierno negó haber pagado rescates; la ciudadanía duda de esta afirmación. UNICEF y la ONU advierten que estas prácticas profundizan la deserción escolar y la marginalización, en especial en el caso de las niñas.