Si los token no fungibles permiten comprar y vender productos digitales como piezas únicas, ¿por qué no los memes? Chris Torres, autor de un gif animado que fue viral hace diez años –Nyan Cat-, organizó una subasta de memes “originales”. Si hace ruido en la cabeza es porque es difícil de entender. La revista Techcrunch lo explica como obras autentificadas por quienes crearon o popularizaron imágenes que pronto fueron memes. Torres lo llama #memeconomy: una forma de lograr que quienes crearon fenómenos culturales que fueron usados gratuitamente durante años puedan monetizar ese aporte. “Ahora que vivimos en internet, los memes son arte. Y es fascinante ver que algunas personas que nos permitieron expresarnos reciban pagos”, dice Matthew Panzarino en Techcrunch.
La subasta se maneja a través de la plataforma de criptocoleccionables Foundation, lanzada en febrero, que ya lleva más de mil obras digitales vendidas por más de seis millones de dólares. Cotizan en la criptomoneda Ethereum; por ejemplo, Nyan Cat se vendió por 300 Eth, el equivalente a 565233 dólares, más de medio millón. Bad Luck Brian se vendió por 20 Eth, poco más de 37 mil dólares (a repartir entre quien se ve en la foto y su mejor amigo, quien la popularizó; ambos “autentifican” la venta). Grumpy Cat, por 44 Eth; Kitty Cat Dance, por solo 2 Eth.
¿Qué se compra cuando se compra un “meme original”? Se convierten en “originales” por ser acuñados en la cadena de bloques por los artistas originales (andá a chequearlo). En la página de la subasta de Nyan Cat, Torres dice: “Poseer esta pieza otorga las siguientes cualidades: carisma, 10; suerte, 10; felicidad, 15. 1400×1400 – 12 cuadros”.
“Estamos eliminando capas de comercio que sólo beneficiaban a las plataformas. La recuperación del valor de las obras que ya se han distribuido ampliamente se ha relegado históricamente a ‘concederles licencias para remeras’. Y muy rara vez se ha elevado al nivel de la venta de obras de arte”, afirma Panzarino.