El viernes, en en Radio con Vos, el periodista Ignacio Hutin señaló que detrás de la pirotecnia verbal de Biden y Putin late el Nord Stream 2, la segunda parte -en construcción- del megagasoducto con el que Rusia provee de gas a media Europa. El Nord Stream (1) corre debajo del mar Báltico, desde Vyborg (Rusia) hasta Greifswald (Alemania), desde 2011; el accionista mayoritario es la empresa estatal rusa Gazprom. El Nord Stream 2, también controlado por Gazprom, permitirá -permitiriola- duplicar la provisión de gas ruso a Alemania. La construcción involucra 11 mil millones de dólares.
Después de la respuesta de Putin, el jefe de la diplomacia estadounidense, Antony Blinken, llamó a todas las organizaciones involucradas en la construcción del Nord Stream 2 a “retirarse inmediatamente” o enfrentar sanciones de Estados Unidos. Estas sanciones están previstas en una ley aprobada en 2019 y extendida en 2020. “Nord Stream 2 es un mal negocio -para Alemania, para Ucrania y para nuestros aliados y socios de Europa Central y del Este”, aseguró. Y hay más: lo llamó “un proyecto geopolítico ruso destinado a dividir Europa y debilitar la seguridad energética europea”. Aseguró que el Departamento de Estado “vigila los esfuerzos para completar el gasoducto Nord Stream 2 y está evaluando información sobre las entidades que parecen estar involucradas”, y reiteró que “cualquier entidad involucrada en el gasoducto Nord Stream 2 se arriesga a sanciones estadounidenses y deberá abandonar inmediatamente el trabajo en el gasoducto”. Hay que decirle eso en su cara a Angela Merkel, eh. Igual, las relaciones de Alemania con Rusia tampoco están en su mejor momento: basta recordar a Navalny (N01P05, N21P07, N23P09).