Esta vez no fue a mí a quien miró de frente la palabra, no de entrada al menos. Fue a Alejandro Kaufman. “La palabra ‘temita’ es extraordinaria porque reúne ironía, ternura, niñez y verdad”, tuiteó el miércoles, 24 de marzo. Se refería al uso que le da Mariana Eva Pérez en su Diario de una princesa montonera, que acaba de reeditar con innegable timing Planeta, corregido y aumentado. Es cierto, qué ojo para la palabra clave. Busco mi edición de 2012 del Diario, a su vez basado en el blog homónimo que supe leer desde década antepasada (!). En la cuarta página, cuarto apartado, la encuentro por primera vez.
Blog temático
Tengo blog nuevo: Diario de una Princesa Montonera. El temita éste de los desaparecidos et tout ça viajó de polizón en las crónicas europeas, me boicoteó el plan de escribir sobre la escritura y hasta logró colarse entre los dichos de mi abuelo, al que no le gustaba hablar de esto. Me cansé de luchar: hay cosas que quieren ser contadas, como mis escalofriantes entrevistas con el penitenciario Fragote o el almuerzo con Mirtha Legrand. El deber testimonial me llama. Primo Levi, ¡allá vamos!
Tres páginas más allá:
Proverbio chino
Si quieres ser feliz durante una hora,
emborráchate.
Si quieres ser feliz durante tres días,
cásate.
Si quieres ser feliz durante ocho días,
mata un cerdo y cómetelo.
Pero si quieres ser feliz durante toda tu vida,
conviértete en jardinero.
En la lista de la felicidad china, escribir sobre el temita no figura.