El secretario de Estado de Estados Unidos, Antony Blinken, destacó el martes el “genocidio que se está cometiendo contra les uigur musulmanes y otras minorías étnicas en Xinjiang”. Les uigur son una comunidad musulmana que vive en el Área Autónoma Uigur de Xinjiang, de 1,6 millones de kilómetros cuadrados (poco más que Bolivia y Paraguay juntos), en el noroeste de China. Según Wikipedia son 12,8 millones, menos del 1% de los 1400 millones de toda China, pero un número para ser minoría oprimida. Según denuncian, en Xinjiang funcionan “campos de reeducación” donde se les obliga a comer cerdo y tomar alcohol, aduciendo que son separatistas y terroristas islámicos. Según CNN, también se les fuerza a estudiar y hablar mandarín, a confesar crímenes y a cantar loas al partido comunista chino y a Xi Jinping. Hasta 2019 se calculaba que había cerca de un 1,8 millones de personas detenidas sin juicio previo, bajo tortura, trabajos forzados y esterilizaciones.
El 22 de marzo, la Unión Europea, junto a Estados Unidos, Reino Unido y Canadá, sancionó a cuatro altos funcionarios chinos por “graves violaciones y abusos de los derechos humanos”, prohibiéndoles entrar a Europa y acceder a los bienes que tengan allí. China respondió sancionando a 10 individuos y cuatro entidades europeas que “dañan gravemente la soberanía y los intereses de China y difunden maliciosamente mentiras y desinformación”.
Esta semana el canal estatal chino CGTN difundió documentales sobre Xinjiang. Buscando ilustrar que los uigur son peligrosos, muestra cómo encarcelaron a personas por haber escrito libros de texto que el gobierno central considera incitación al terrorismo. Aquí sus “confesiones”.
El domingo CGTN publicó la nota ““Mi” Xinjiang: alto a la tiranía de las noticias falsas”, donde una tal Laurène Beaumond desmentía toda violación de los derechos humanos. Pero Le Monde dice que la supuesta periodista francesa, no existe: al menos, no en ningún registro francés.