“Muere Carlos Busqued, el escritor que amaba a los monstruos”, tituló en la madrugada del martes El País. Eliezer Budasoff destacaba “su obra breve y contundente, su brillo marginal y su desprecio por las personas y discursos privilegiados (o su cariño por los dañados de este mundo)”.
En una entrevista producida por la Universidad de Córdoba en 2018, Busqued dice que escribió su novela Bajo este sol tremendo “para sacarla de adentro”. Después le preguntan cómo llegó a escribir sobre Ricardo Melogno, el asesino serial que retrata en su libro de no ficción Magnetizado, a quien visitó en la cárcel durante un año. Si es que fue la historia lo que lo atrajo. “Me pareció bien él”, dice lentamente, eligiendo las palabras. Cuenta que es un hombre que ha pasado treinta años preso por haber matado pero que no sabe por qué mató, no se acuerda. “Cuando cuenta los asesinatos te los cuenta con frialdad, pero después cuenta las cosas que le hicieron a él con la misma distancia. Entonces, cuando él desperdicia la oportunidad de victimizarse, y humanizarse ante tus ojos, es cuando más humano parece. Su falta de voluntad de manipulación te hace… te hace quererlo un poco a Ricardo”, concluye Busqued, como pidiendo perdón.
En otro tramo de la nota dice “Yo escribo para que la gente me disculpe lo que soy”. Su novia, Carina González Monier, tuiteó: “Me vino a traer la cerdos y peces y me dijo ‘acá viene el monstruo a traerte lo que hace porque lo que escribo, para quién es?’”. Me hizo lagrimear. Y me trajo una canción de Anda Calabaza, “El monstruo sos vos”.
Budasoff habla de “cierta aversión por la especie humana presente en sus libros y en sus tuits”. Y dice: “Había conseguido un efecto que los lectores suelen atribuir a autores atormentados como David Foster Wallace: que se sintieran menos solos. En este caso, su muerte también dejará solos a un puñado de monstruos que habitan en los bajos fondos de cada uno”.