“Una puerta rota (…) donde comenzaba un día de terror para Walter Mansilla y su familia. El pasillo que da al patio central de la casa fue el primer lugar donde su hermana lo vio cuando la vecindad alertó que en la puerta había 30 efectivos del Kuntur, la fuerza de choque de la provincia de Catamarca”. Así arranca la crónica “Los presos políticos de Andalgalá”, que describe dos de los once arrestos a patadas a ambientalistas de la Asamblea El Algarrobo que se oponen a la mina Agua Rica. Este sábado Andalgalá salió a la calle en su Caminata por la vida y el agua por vez 585: más de diez años negando la licencia social (N13P03) a la la megaminería.
Walter Mansilla es fotógrafo y registra el trabajo de la asamblea. Lo golpearon y se lo llevaron, junto a su cámara. “Les pregunté a los policías de qué lo acusaban, pero me decían que ellos no sabían, que habían sido enviados a hacer su trabajo”, contó su hermana María. “¿Cuál es su trabajo? Hicieron destrozos aunque la puerta de la cocina y la de la despensa estaban sin llave. ¿Desde cuándo sacar fotos es delito?”.
“La División de Operaciones Especial ‘KUNTUR’, constituye un equipo policial capacitado y entrenado física, intelectual, táctica y operacionalmente para llevar a cabo con éxito, tareas de alto riesgo en apoyo de las unidades que realizan tareas de prevención”, dice en el portal de la Policía de Catamarca. “La creación de esta Unidad debe su razón, a la dinámica de los cambios sociales, la complejidad de los hechos delictivos que se estaban produciendo (…). Esta Unidad Especial adopta el nombre de KUNTUR, palabra quechua que significa ‘CONDOR’, ave de nuestra región andina que custodia desde lo alto”. Como en el Plan Cóndor, pobre bicho.
Otra víctima de los allanamientos cuenta: “Estaban ensañados con el mural, decían que la pintura concordaba con los daños que habían registrado en la sede de Agua Rica (…) no sé qué buscaban. Nunca me imaginé que en democracia viviríamos algo semejante, es un cambio de época: es la dictadura de las mineras”.